Boca, líder con puntaje ideal en 7 partidos, visita a River en el Superclásico que atrapa al fútbol argentino y que los encuentra con presentes disímiles. El Xeneize llega con una campaña impecable y el Millo está golpeado tras su eliminación en la Libertadores.
Boca, que lleva 7 años sin perder en el Monumental, desde el 16/11/10, es puntero con 21 puntos, 19 goles a favor y 1 en contra, y viene de vapulear a Belgrano (4-0). River, que estaba abocado a la Libertadores (también es semifinalista de Copa Argentina) y por eso en la Superliga tiene 12 puntos, lleva 4 fechas sin éxitos: 3 empates y una derrota, la que lo dejó sin invicto cuando perdió con Talleres (4-0).
Con ese panorama, la presión se presume para River, que necesita curar la herida que le dejó Lanús en la Copa, en una eliminatoria que parecía tener resuelta tras el 1-0 en Núñez y de estar en ventaja (2-0) en la Fortaleza, hasta que llegó la reacción del Granate y perdió 4-2 en una caída que le frustró el objetivo del año.
Además, el local le ganó por última vez a Boca en su casa en el Apertura 2010 por 1-0 con un gol de Maidana, el único de aquella vez que será titular hoy, ya que Insaurralde, quien jugó ese partido y está Boca, perdió el puesto hace rato con Lisandro Magallán.
En el local el juego asociado habitual con el circuito que arman Ignacio Fernández y los mendocinos Enzo Pérez y Gonzalo Martínez, serán clave para que convierta Scocco. Boca también insistirá con los 11 que golearon al Pirata.
Clásico de ídolos
El Superclásico significará otro capítulo en el duelo que mantienen Marcelo Gallardo y Guillermo Barros Schelotto, ambos considerados ídolos en sus clubes. El Muñeco, de 41 años, intentará lograr por primera vez -como local- un triunfo ante el histórico rival.
En los 4 jugados en el Monumental bajo su conducción por AFA, River igualó dos veces y perdió las restantes. Su debut como futbolista de River a los 17 años, en 1993. Como jugador, disputó 17 clásicos ante Boca (4 triunfos, 6 empates y 7 derrotas) y convirtió 3 goles.
Como DT, donde sumó el apodo de “Napoleón”, su historia frente a Boca está marcada por dos victorias resonantes: lo eliminó en la semifs de la Sudamericana 2014 y en octavos de la Libertadores 2015. En ambas ocasiones el equipo fue luego campeón. Pero en torneos locales, recién logró la primera victoria en el último derby jugado en mayo pasado en la Bombonera: 3-1.
El Melli, por su parte, es uno de los máximos ídolos xeneizes, condición que construyó, en gran medida, gracias a los goles convertidos a River como futbolista y a los 16 títulos (10 internacionales) que levantó entre 1997 y 2007.
Además de los 5 tantos al Millo, Barros Schelotto sumó peleas, discusiones y polémicas que alimentaron el amor de los boquenses y el odio de los millonarios. Jugó ante River 18 partidos, en los que consiguió 6 triunfos, 7 empates y 5 derrotas. Como técnico, lo enfrentó 3 veces: una victoria, una igualdad y una caída.
200 veces Superclásico
Tal como observó Jorge Luis Borges, que poco sabía de fútbol pero sí bastante de la condición humana, los hombres cultivamos una misteriosa fascinación por los números redondos, y sí señor, cuánta razón tenía: 200 Superclásicos es una gran cifra y por eso hoy habrá fiesta en el Monumental.
Se trata de uno de los más tradicionales y encendidos ritos de este confín del planeta y, ya que estamos, un motivo de atención incluso en lejanas geografías. Un River-Boca, viceversa, no es poca cosa. Y 199 clásicos suponen una gigantesca montaña de emociones que en la data formal condensan 73 victorias de Boca, 64 de River y 62 empates.
En el mano a mano bautismal en la era profesional (1931), empataron 1-1; en la versión 50 se impuso River 3-0; en la 100 ganó Boca 1-0 y en la 150 hubo igualdad de 2-2.
Como es natural, en un contexto así (199 partidos representan casi 18 mil minutos, 300 horas, ¡más de 12 días de juego!) establecer un ranking de hechos es complejo y ni hablar si el orden de prioridades es establecido por los simpatizantes.
Los de River encontrarían inaceptable omitir el 5-2 del Metropolitano ‘80 con una exhibición del uruguayo Carrasco y del Pelado Díaz; o los 2 goles del Beto Alonso en 1986, los de la pelota naranja.
Enfrente encontrarían inaceptable omitir el 2-2 del Nacional ‘69, con vuelta olímpica en el Monumental, dos golazos de Madurga; el 6-0 en el amateurismo ‘28, o el 2-1 que selló Palermo.