El poder detrás del primer beso

Ese momento inicial en que las miradas se cruzan, las manos se rozan, los cuerpos se aproximan y los nervios abundan. Aquí algunos secretos.

El poder detrás del primer beso
El poder detrás del primer beso

¿Quién no recuerda su primer beso? Ese que, quizás, fue desastroso -producto de los nervios-, olvidable -por la situación en la que se dio- o tan maravilloso que, con solo recordarlo, nos transporta a uno de los mejores momentos en el florecer de la vida. Recordamos el contexto, el clima, el contacto con esa persona, su aroma, el roce de sus labios, su aliento y, seguramente, las sensaciones que afloraron en aquel momento.

Más allá de la “relación” que hayamos tenido con ese otro u otra, lo que vale es hablar sobre ese beso, el primero entre desconocidos y las emociones que aparecieron.

Recientemente se viralizó un video publicitario donde 20 extraños son invitados a juntarse de a dos (personas de diversas edades, heterosexuales y homosexuales), todos bajo una misma consigna: besarse.

Solo mirarse a los ojos y dejar fluir las emociones. El resultado fue espectacular. Cualquiera que haya visto el video puede sentir la explosión de sensualidad que genera: desde los nervios previos, la emoción y vergüenza a flor de piel al toparse con un total desconocido al cual hay que besar, el contacto previo, las manos, el acercamiento y, ¡al fin!, el tan ansiado beso acompañado por el silencio de esa primera vez.

Tiempo atrás, otro video similar apareció en las redes. En ese caso, los participantes tenían los ojos vendados, haciendo el experimento más “divertido”.

Según los científicos, ese primer contacto es sumamente importante porque permite a las personas juzgarse entre sí a través de los sentidos.

Según afirma la psicóloga Ana Clara del Rey, los besos refuerzan la pareja y no hay que perder la costumbre de ejercitarlo con frecuencia. “De ese intercambio de fluidos -que es el beso- puede formarse una relación.

O sea, una pareja que sintió en ese contacto las emociones placenteras como para repetirlo y, no solo eso, sino pasar el tiempo juntos”, agrega.

Ahora, volvamos a esa primera vez: ese contacto juega un rol muy importante a la hora de decidir estar con alguien, “el primer beso es un puntapié para elegir a quien nos acompañará en el camino de la vida, aunque ese camino no podemos determinar cuánto durará”, comenta Del Rey.

La especialista agrega también que ese beso puede ser un primer paso a futuros contactos sexuales; cuando no se buscan relaciones formales.

Sea para elegir el/la candidato/a  perfecto/a, o para pasar un buen rato juntos, no cabe duda de que el besar es una de las maneras más completas para transmitir afecto, cariño, respeto y contención. Es el beso el que establece la posibilidad de un vínculo que sea más que un contacto ocasional.

Pero, ¿qué lo hace tan especial? Su poder está en las sustancias químicas presentes a la hora de besar, “sustancias que transmiten placer, felicidad y que conectan a esos dos seres”, añade la profesional.

Lo interesante de esto es que solo un beso -y la previa para llegar a él: las miradas, el contacto físico, el roce de los labios, el aroma y demás condimentos- pueden determinar si existe química -o no- entre los dos.

Y, si hay, se produce una explosión de emociones que despierta el “querer repetir”. “Durante ese contacto no solo podemos sentir el aroma del otro, sino que despedimos feromonas que transmiten la atracción. Estas nos avisan si hay conexión con el otro o si no la hay”. Es una de las maneras más fuertes de contactarse, incluso más que el mismo acto sexual.

Detrás de un buen beso se encuentra la dopamina (la hormona del placer), serotonina (disminuye la tristeza), testosterona (refuerza el deseo sexual) y demás elementos químicos que finalmente dicen si “ahí hay algo” o no.

Además, según comparte la enfermera Dolores Forses “pone en funcionamiento tres decenas de músculos en el rostro, las pupilas se dilatan, refuerza el sistema inmunológico -por el intercambio de fluidos-, respiramos más profundamente, la mente se aquieta, la sangre comienza a circular más rápidamente aumentando la presión sanguínea y acelerando el pulso”.

Besar genera un sinfín de mensajes químicos y neuronales que transmiten atracción, excitación, proximidad y bienestar, por eso “hacerlo más seguido y evitar que se pierda es un ejercicio sumamente recomendable”, afirma la profesional.

Según los científicos, si esa aventura no salió bien puede frustrar totalmente una relación.

Otro aporte es que el beso es adictivo, “se dice que en los labios también funcionan neuronas sensoriales, lo que hace que se sienta más placentero el contacto con otros labios u otras partes del cuerpo”, indica la psicóloga.

Un beso es mucho más que solo rozar labios con otra persona. Besar implica cambios cerebrales y físicos: genera felicidad, baja el estrés, crea confianza y refuerza la autoestima; sin olvidar que determina una relación.

Y, como en los labios existen transmisores directamente conectados con el cerebro, los besos “no saben mentir”. O sea: “si un beso es profundo y bien dado, los labios lo perciben”, comenta Del Rey.

Este simple contacto nos puede brindar mucha información del potencial entre dos que se cruzan en el camino, las profesionales aconsejan no olvidar esta práctica, “que la cotidianeidad no borre el placer de besar a la pareja.

Y, si no la tiene, cuando se dé ese contacto con alguien hay que percibir lo que nuestros labios nos dicen, ahí está la respuesta de si avanzamos a una conexión  más profunda o si, simplemente, agradecemos y continuamos con nuestra búsqueda”, cierra la psicóloga.

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