El problema de ser católico

El problema de ser católico
El problema de ser católico

Lo soy desde mi bautismo; asistí a un colegio religioso en los cursos primario y secundario; mi madre guió siempre mi alma.

Veo que el catolicismo es cada vez más permisivo, lo que no ocurre en otras creencias o religiones; los evangelistas, los mormones y los musulmanes, por ejemplo, son mucho más estrictos hasta en su vestimenta y exigencias.

Observo que nuestro actitud cede cada vez más. Se aceptan situaciones que antes no se aceptaban; los jesuitas, supuestamente directos seguidores de Jesús, no suelen llevar ni siquiera la vestimenta clerical; los franciscanos no muestran el amor que renuncia a lo mundano en aras de su actitud, siguiendo a San Francisco de Asís y ni hablemos de los clérigos pedófilos, a quienes simplemente se los suele trasladar de lugar sin alejarlos de los niños. Siempre pensé por qué se hicieron sacerdotes si ni siquiera tenían verdadera vocación.

En el mundo siempre ha habido la antítesis del bien y el mal. Recordemos que el Ángel Belcebú, siendo el más brillante, se mostró soberbio ante Dios y fue hundido al Infierno.

Dios nos ha dado el don del libre albedrío, haciéndonos responsables de nuestros actos aunque no nos abandone nunca.

Por el contrario el demonio, siempre astuto y a la espera de cualquier debilidad nuestra, nos acecha permanentemente.

Así vemos que nuestra conducta es cada vez más permisiva; ya nuestras mujeres no usan velo ni cobertura de cabeza en el templo; en vacaciones, si vamos a Misa, lo solemos hacer en short, zapatillas u ojotas, olvidándonos de que entramos en la Casa del Señor.   ¿Iríamos así la Casa de Gobierno?

Él ha dicho que creó al Hombre y a la Mujer para que se unieran en cuerpo y alma y fueran uno solo, dejando padre y madre. Está de más decir todo lo que ahora sucede al respecto que se considera aceptable y hasta normal.

Personas que actúan formando espiritualmente a otros, no sienten que deben ser acordes con lo que transmiten y viven sin seguir lo que enseñan.

En síntesis: creo firmemente en el catolicismo, siento la felicidad de pertenecer a los seguidores de un Dios verdadero, lleno de amor y bondad, que hasta nos dio a su Santísima Madre para cuidarnos, pero deseo que seamos más fieles con nuestros principios y menos acomodaticios en nuestra conducta.

Hay que ser y no parecer; creo que el mundo sería mucho mejor si hubiera más amor y menos odio.

Son mis reflexiones para estos días navideños.

Que Dios lo quiera así.

Felipe Pérez Dellepiane

DNI 4.229.380

fspdellepiane@hotmail.com

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