Con el corazón en la mano. Con el último aliento. Explotando al máximo, la última gota de sudor. Así le ganó Huracán Las Heras a un complicado Racing de Córdoba, que desde hace 5 fechas, cuando asumió "Mostaza" Merlo, se convirtió en otro equipo.
Identidad propia, con vocación ofensiva y que hace de cada pelota parada su mayor virtud. Por algo, sumó tres triunfos consecutivos. Sin embargo, este equipo del Globo tiene hambre de gloria. Quiere dejar de lado (ya lo logró) esa palabra “permanencia” por ascenso o campeonato. Y con más actitud, fuerza, personalidad que juego, lo está logrando. Desde que asumió el Abaurre, el Globito está en ascenso constante.
Es más, hoy es puntero de la zona 3 junto a Maipú, relegando a Estudiantes. Todo parece postivo en Las Heras, sin embargo, hay muchos aspectos del juego que tiene que mejorar. Es un equipo que presiona la salidad del rival, que busca la posesión del balón inmediata y en pocas ocasiones la rifa. Siempre intenta darle un circuito elegante, al ras del piso, buscando siempre a un compañero en soledad y haciendo triangulaciones de manera constante.
No renuncia jamás a imponer ese estilo. Pero, a veces no logra dominar el juego y sufre mucho. Arriesga demasiado con el pase corto y más en la última línea. Por algo, la gran figura ante el equipo cordobés fue Gonzalo Gómez. Huracán rompió el cerco defensivo de Racing a través de una jugada de tiza y pizarrón por el sector derecho. Encaró Matías Navarro, aguantó y pasó por atrás, Camara, quien recibió en soledad, se acomodó y tiró un centro que se desvió en un defensor y se metió en el segundo palo. Golazo. Después, se hizo un partido de ida y vuelta, donde el conjunto cordobés mereció un poco más, pero Gómez se convirtió en una muralla.