El momento en la tabla no es casualidad. Ya en la temporada anterior Independiente Rivadavia sabía que tenía por delante una temporada difícil en los promedios y casi que lo obligaba a pensar en estar en el lote de los equipos que pelearán por los ascensos a Primera División.
Sin embargo, la actualidad del Azul muestra otra cosa. El equipo sumó solamente dos puntos de nueve posibles en el inicio y desde allí todo se hizo cuesta arriba.
Es que además hay que sumarle que en trece presentaciones la Lepra solamente sumó dos veces de a tres y su panorama se empeoró porque aquellos equipos que estaban por debajo de su línea en la temible tabla, empezaron a sumar y, de hecho, varios de ellos ya superaron a nuestro representativo en los promedios.
Entonces, la ecuación de ahora en más es simple. Este equipo que no tiene grandes figuras, deberá hacer pata ancha en los próximos partidos para mejorar su cosecha y que el nuevo objetivo (antes era tratar de entrar al reducido por el segundo ascenso) sea posible (léase mantener la categoría).
Y en eso está trabajando el cuerpo técnico que comanda Pablo De Munner. Contra All Boys y Mitre de Santiago del Estero el equipo dejó una mala imagen y muchas dudas, más que nada de mitad de cancha hacia adelante.
Entonces la idea pasa por mejorar dos aspectos, uno va de la mano del otro: lo anímico y lo futbolístico. Para ellos el DT necesita formar un once titular compacto que le permita a Independiente tener un mayor protagonismo en los partidos.
Por ahora el Azul carece de un poco de todo. No hay una idea clara de juego, aunque tampoco este plantel la supo tener cuando era conducido técnicamente por José Romero.
De Munner debe encontrar una identidad y que los buenos rendimientos comiencen a aparecer porque los tiempos se acortan y la Lepra se pasea por el abismo.
Hasta hace poco, aunque no ganaba, disfrutaba de estar afuera de los seis que descenderán, pero el presente marca otra cosa. El equipo está descendiendo y ahora más que nunca necesita de los “hombres”.
La primera parada será en casa, mañana (21.30 con arbitraje de Luis Álvarez), cuando Independiente Rivadavia reciba al Deportivo Morón. Un encuentro en donde no queda otra que sumar de a tres porque el margen de error se achicó de manera impensada.