Dominante casi desde el principio de la carrera, el qatarí Nasser Al-Attiyah se impuso por segunda vez en el Rally Dakar. Esta vez fue con Mini ya que antes lo hizo con un VW Amarok, en la edición 2011.
Tras recibir el premio al mejor en Autos, el Príncipe habló con Más Deportes sobre su coronación junto al navegante, Matthieu Baumel.
“Estoy muy feliz de haber ganado. Ese era el objetivo y lo concretamos. No había que ganarle solo a Nani Roma o a Orlando Terranova, sino a todos los competidores. Pudimos hacer nuestro plan de carrera, estamos contentos”, dijo Al Attiyah.
Sobre su futuro, aclaró: “El año que viene quiero volver a competir como piloto, quiero manejar varios años más. No me veo aún como team manager”.
Ganar en nuestro país es especial para el Príncipe. “Tenemos tantos hinchas que nos alentaron, vimos muchas banderas de Qatar a lo largo del recorrido. Es un privilegio, un gran placer correr en Argentina. Es muy especial”.
“Cada vez que termina un Dakar aparecen versiones sobre en qué países será el próximo. Si Argentina no está en el Dakar el año que viene, estará en mi corazón. Es fabuloso venir, pero respetaremos la decisión de la organización. Si se suman nuevos países también será bueno que más gente vea la competencia”, agregó Nasser.
Sobre la carrera, dijo que “cada día de competencia fue diferente, pero cuando con Matthieu Baumel decidimos correr, trabajamos día por día. La segunda etapa fue difícil pero la más complicada fue la 9, después del día de descanso. De todos modos disfrutamos muchísimo manejar".
Por último, el campeón 2015 no dejó de destacar su tarea. “Durante el Dakar apoyamos el trabajo de Un Techo para Mi País, pero más allá de eso hago muchas cosas por mi cuenta para la gente de aquí. Me hace muy feliz poder ayudar. Me gusta contactar a la gente de modo directo, podés dar un mensaje más rápido. Junto a mi equipo trabajamos en eso. Para mí es un placer y un sueño ver a cada familia en una buena situación”.
La edición 2016, ¿por qué países?
Con la casi seguridad de Argentina y Bolivia en el diseño del trazado para 2016, Chile aparece por primera vez en duda por los interrogantes que se plantea el gobierno de la presidenta Michelle Bachelet.
Ecuador y Colombia no ocultan sus intereses de sumarse a la experiencia del Dakar, pero la negativa del gobierno peruano vuelve imposible analizar la viabilidad de llegar al norte de Sudamérica.
Mientras, Brasil es un interrogante porque tanto la organización como el gobierno mantienen vínculos hace tres años, pero el pasado Mundial de fútbol y los venideros Juegos Olímpicos en 2016 no permiten poner el desembarco del Dakar como una prioridad.
¿Y Uruguay? Está más que avanzada la posibilidad de que la organización incluya una etapa en Tacuarembó, con la posibilidad de agregar una segunda.
La vuelta a África parece muy lejana y en la organización no se ponen plazos para “volver a las fuentes” porque, tanto a nivel económico como logístico y de popularidad, el Rally Dakar parece haber encontrado en territorio sudamericano un idilio que se reafirma año tras año.
