Frágil: 1. adj. Que se rompe o quiebra con facilidad. 2. Débil, que tiene poca fuerza o resistencia. 3. Perecedero, que se estropea con facilidad.
El distanciamiento social dejó de ser broma. Ya no abundan los miles de memes que colmaban los teléfonos al principio de la cuarentena. El chiste pasó para transformarse en realidad. Afloran sentimientos íntimos (o intrínsecos), que escondíamos en el trajín del día a día. El día a día ya no existe. Hoy es igual a mañana y pasado será igual que ayer. Ya no hay lugares que configuren rutinas. Ni hay personas suficientes para esconder la soledad. Tenemos solo el presente: perecedero, que se estropea con facilidad. Quizá, y solo quizá, se trata de eso, de arruinarlo todo para darnos cuenta que mañana tendremos otra oportunidad para hacer lo mismo. Destruirlo, estropearlo, abofetearlo, vapulearlo, despedazarlo.
Hasta que un día cansados de tanta miseria, de tantas ruinas empecemos a mirar con ojos humanos. Empecemos a encontrar patrón en el caos para darle paso a una nueva creación. A crear el tiempo y espacio únicos para definir nuestro propio destino. Empezar a imaginar un fin al confinamiento pero también a nuestro antiguo estilo de vida.
Viajar ya no será la manera de evadir problemas. Ni el trabajo una prioridad. Podremos a lo mejor deshacernos de las expectativas sociales para darle valor a lo que se rompe o quiebra con facilidad. Al fin y al cabo será lo único que importe.
Irene Ostropolsky
DNI 33.577.461.
Abril 2020