Recientemente se celebró el Día del Orgullo LGBTIQ+, en conmemoración de los disturbios ocurridos en 1969 en un bar de Stonewall (EEUU), que era frecuentado por personas homosexuales y trans.
Es una fecha muy importante para los que pertenecemos al colectivo LGBTIQ+, porque celebramos ser quien realmente somos.
Esto que parece muy sencillo es todo un desafío en los tiempos actuales (y ni hablar en tiempos pasados).
Es cierto que Argentina es un país avanzado en legislación relativa a la diversidad sexual, sin embargo, aún persisten fuertes discriminaciones a las personas que rompen el modelo “heteronormativo”.
También debería ser ésta una oportunidad como sociedad para reflexionar…
¿Por qué no sería un orgullo tener un hijo homosexual?
¿Por qué no sería un orgullo tener una amiga lesbiana?
¿Por qué no sería un orgullo tener una mamá o papá trans?
Somos mucho más que nuestra orientación sexual o identidad de género.
El amor es demasiado grande para clasificarlo.
En una sociedad que nos educa para la vergüenza, el orgullo es una respuesta política.
Aceptarnos, ese es el desafío.