Falta fuerza cívica para ello. Por parte de los gobernantes y por parte nuestra, los ciudadanos de a pie. Pero no se trata solo de un mero acatamiento a la ley por su fuerza coercitiva. Se trata, sobre todo, de convicciones. Los mendocinos, natos y “adoptados”, nos enorgullecemos del cariño excepcional que San Martín sentía por Mendoza, pero a la hora de la verdad, nos olvidamos de ese orgullo y nos dejamos llevar por la ola comercial y celebramos el Día del Padre, el tercer domingo de junio.
No se trata tampoco de cohibir el sub producto comercial de la celebración. Los regalos (cuando podemos hacerlos) los adquirimos antes de la fecha celebratoria. Los almuerzos o salidas las podríamos efectuar el domingo próximo al 24 de Agosto, de modo que no tenemos excusas, salvo la desidia, para conmemorar el Día del Padre el día que fija la la ley provincial.
Invoco a los gobernantes de nuestra provincia, para que a partir del próximo año, recuerden a la población y al comercio ,que existe una ley moral y jurídica que nos invita a celebrar a los padres mendocinos el 24 de agosto. Así reiteramos la veneración al Padre de la Patria, arquetipo del padre de nuestra querida provincia.