Después de la Primera Guerra Mundial, mi abuelo materno, John Wilson Jackson, nacido en Escocia, es homenajeado por sus méritos y recibe en reconocimiento unos prismáticos y recipientes para guardar pequeñas cosas.
Se viene con su esposa a la Argentina, son padres de dos mujeres, una de ellas mi madre. No regresarían a Europa. El escoces intervino en el Ferrocarril Trasandino y posteriormente en la compañía de transporte CITA. En el libro “Montes y Nieves” de José Miguel Aranda se lo menciona en dos oportunidades: (…)”Con la rotura de la vía en el túnel 4 y el gran acumulamiento de nieve, Las Cuevas quedó aislada tanto hacia Argentina como hacia Chile, el aprovisionamiento de víveres para el invierno, no alcanzó a recibirse, las perspectivas no eran, en consecuencia, nada halagüeñas para los habitantes…Sólo una vez en 36 años comprobé que un jefe ferroviario tenía en cuenta esas atenciones. Se trataba de John W. Jackson, hombre justo y comprensivo…” Oportunamente se le entregó un diploma.
La segunda mención en el libro de referencia se refiere al gran aluvión de 1934 que arrasó varios kilómetros de los caminos y vías del ferrocarril. “Casi dos años son necesarios para que se consiga una rebaja del 50% o en pasajes en automotor para el personal -no así para su familia- y cuatro para que el caso se solucione… Mucho antes que todo eso, y en forma espontánea, el exjefe de tráfico del Trasandino, J.W. Jackson, a la sazón jefe seccional de la Compañía CITA, excelente y ecuánime escocés, concede el transporte gratuito en sus camiones de 20 kilos semanales de víveres entre Mendoza y Punta de Vacas, por cada empleado y obrero. Fue ello el mejor favor que se prestó al personal y quienes como yo, se beneficiaron, no lo olvidan nunca. Vaya esto como el más sentido agradecimiento”.
* Juan Andrés García Salazar es montañero y Contador. La Puntilla.
