La gratitud es una virtud multiplicadora, creadora de abundancia. Su falta y una actitud quejosa nos hace poco merecedores de los dones del Universo. Nos referimos con ello no solo a los bienes materiales, sino también a innumerables experiencias: situaciones, fenómenos naturales y dones que aquel es capaz de ofrendarnos a diario, desde los materiales a los más sutiles.
Los más trascendentes son gratuitos: el milagro del nacimiento, el vuelo de un colibrí, un amanecer, la caricia de la brisa, la sonrisa de nuestros hijos… ¡y tantos otros, que no por gratuitos dejan de llenar de plenitud nuestra existencia!
Esta actitud fortalece el sistema inmune, genera alegría y una sensación muy benéfica de contribuir a la paz mundial.
* La autora es médica y escritora.