Año 2024. Los viajeros y conductores de transporte pesado en camino hacia Chile, pueden sufrir esperas de hasta 12 horas para cruzar la frontera, sin baños ni lugares de refugio ante el clima extremo de la alta montaña mendocina.
Las autoridades provinciales priorizan el turismo como industria. No obstante, la ausencia de inversión es notoria: faltan servicios e infraestructura.
Este repetido problema revaloriza el papel del ferrocarril, cuya presencia en la alta montaña llegó hasta la década de 1980.
La historia cuenta que el Trasandino permitió la consolidación de las localidades cordilleranas, a partir de su avance en la construcción de la traza.
Asimismo, la alianza entre la Compañía de Hoteles Sudamericanos y el ferrocarril Buenos Aires al Pacífico, fomentó la aparición de los hoteles de turismo.
Desde el inicio de sus obras en 1887, el Ferrocarril Trasandino llegó a Uspallata en 1891, Río Blanco en 1892, Punta de Vacas en 1893, Puente del Inca y Las Cuevas en 1903. La traza se completó en 1910 con la habilitación del Túnel de la Cumbre.
En 1903, Puente del Inca fue el primer hotel turístico cordillerano. Lo siguió Cacheuta (1913), Uspallata (1935) y Potrerillos (1942).
El ferrocarril fortaleció socialmente las localidades cordilleranas y abrió a los viajeros recursos naturales, turísticos y productivos. Su aporte benefactor en el progreso de la alta montaña mendocina debe ser revalorizado, como transmisor de progreso y bienestar.
* José Andrés Muñoz. DNI 22.423.559.