En la exposición se destacó como el vino, conjuntamente con el paisaje de viñedos, han sido y siguen siendo abanderados de nuestra cultura y patrimonio. La relevancia que el vino y los paisajes de viñedo tienen en lo económico, patrimonial y medioambiental, ha hecho que su consideración sea un aliciente para el turismo, así como un valor a proteger.
Efectuando un análisis normativo nacional, el decreto 1.800 declaró precisamente al vino argentino como “bebida nacional” lo que fue ratificado luego por la Ley N° 26.870 en 2013.
En cuanto a los viñedos se ha prestado muy poca atención a su paisaje y a los valores patrimoniales que contiene, en consecuencia, la falta de reconocimiento influye en la carencia de mecanismos de gestión que orienten sus transformaciones y velen por la preservación de sus atributos. Esta desprotección jurídica está causada sobre todo por la ausencia de una legislación específica referida a la protección de este paisaje; por lo que, si hoy existe alguna mínima protección, es aquella que brindan los ciudadanos de forma particular. Es un desafío y una deuda para con este valor tan noble, la regulación legal de la protección del paisaje del viñedo.