Ahora que el paso de los años viene “descarrilando” sueños, piso el “cambio” para el “desvío” de los recuerdos. Y al recordar… siento que las lágrimas se contienen esperando la “vía libre” que les permite iniciar la “corrida” que descargue la emoción.
Porque vos fuiste en mi vida la posibilidad de lograr metas. La de convertir en realidad mis ilusiones. Gracias a tu ayuda formé una linda familia, y donde los hijos nos vienen regalando nietos. Fuiste el motivo que me permitió relacionarme con hombres de gran valor moral y quienes con el paso del tiempo se convirtieron en grandes amigos.
Recuerdo el pandemónium en que se transformaba la Estación Mendoza a la llegada y salidas de trenes “El Cuyano”, “El Internacional” y “El Libertador”.
El transitar por tus vías, me hizo conocer otros lugares y apreciar a sus gentes; y sobre todo, ¡el valorarte y quererte más! Sólo los que pasamos por tus filas, sabemos cómo esos “queridos hierros” se meten en nuestros corazones.
Cuando siento sonar el silbato de tus locomotoras, veo como una neblina de lágrimas paraliza la visión. Es que la mente y el corazón aún no han podido olvidar. Porque a pesar de los años que llevo de “pasivo”, rara la noche en que no sueñe con vos.
Fueron 38 años de convivencia en que siempre te traté con respeto y cariño. Te debo tanto… te estoy tan agradecido…
Pido a Dios para ti, un futuro venturoso. Para que vuelvas a ser fuente de trabajo y progreso. Para que tus raíces de acero, vuelvan a extenderse a todos los rincones de la Patria. Eternamente en mi corazón, querido Ferrocarril General San Martín.
*El autor es Ex ferroviario. Palmira.