Es asombroso que a raíz de su viralización se haya desatado una ola de comentarios adversos que trascendieron las fronteras de la provincia y llegaron a replicarse por los medios nacionales mediante duros juicios condenatorios sin brindar a las profesoras y a la Universidad de Mendoza la oportunidad de defenderse y explicar lo realmente ocurrido.
En este último aspecto resulta sensata la actitud asumida por las autoridades de la mencionada Universidad que ordenaron realizar las investigaciones pertinentes y labrarle sumario correspondiente, con la debida mesura que el caso requiere y sin dejarse llevar por el clamor público.
Este fenómeno mediático se asemeja a una cacería de brujas propia de la Edad Media, que creíamos superada en la actualidad.
Con asombro y pánico vemos reacciones y actitudes generalizadas de condena pronunciadas por quienes asumen indebidamente el papel de jueces, sin tomarse el trabajo de averiguar el contenido de la grabación entera, la actuación académica de las profesoras involucradas, sus antecedentes personales y el concepto del que gozan entre el alumnado, como así tampoco investigar la larga trayectoria de la Universidad de Mendoza, motivo por el cual resulta manifiesto que dichos juicios adversos son imprudentes e inoportunos.
En efecto, los mismos revelan la clara tendencia de cuestionar y castigar a la autoridad docente volcándose sin reservas por aceptar sin cuestionamiento alguno un video editado en forma anónima.
Estos ataques a las autoridades docentes y a la Universidad la que pertenecen son sólo una réplica a nivel virtual de las agresiones verbales y físicas que frecuentemente sufren maestros y profesores de las escuelas del país, llevadas a cabo por padres y alumnos violentos, que desconocen el debido respeto a la autoridad.
*DNI: 12.584.059
