Ernesto, mendocino de pura cepa, era ya un ejecutivo de amplia y dilatada experiencia en el medio empresario argentino, en puestos ejecutivos y directorios de compañías importantes, cuando se incorporó a IDEA como director ejecutivo, en momentos difíciles tanto para el país como para la institución.
Con una gran combinación de habilidades de comunicación, no solo tuvo una gran influencia en las actividades y contenidos de IDEA sino que, además, con su liderazgo en recursos humanos, su austeridad y prudencia en la administración pudo, incorporando nuevos socios y patrocinantes, generar los recursos necesarios para lograr el cambio de sede que significó un salto cualitativo enorme en las actividades que realizamos. (en la foto Ferrer con Roberto Murchison, presidente de IDEA).
Los que somos parte de IDEA, voz activa del empresariado en la Argentina, agradecemos a Ernesto su dedicación, vocación de servicio y su sincera amistad, convencidos que seguirá aportando su experiencia en nuevos desafíos profesionales.