Analizando la economía argentina podemos decir que venimos viviendo una crisis estructural desde la “revolución industrial”, por vender al exterior sólo productos primarios y comprar artículos manufacturados. Produciendo un empobrecimiento generalizado, mientras la gente de trabajo exige mejores bonificaciones y todos queremos un estado de mejor vivir.
Hoy observamos una falta de inversiones con una mayor especulación y una gran fuga de capitales, además de necesitar una renegociación de nuestro gran endeudamiento.
El testimonio de la historia mundial nos afirma que cualquier sea la ideología, la inversión es la clave del progreso de los países. Por eso hoy más que nunca debemos forzar el ritmo de las inversiones reproductivas, por ser la única forma para expandir en forma sostenida la generación de trabajo y conseguir salarios dignos.
¡Cuántas veces hemos visto que la falta de inversiones fue sinónimo de crisis! Hoy nuestro país está frente a un gran endeudamiento (prácticamente crónico) del que debemos salir. Y no se sale con prepotencia ni con planes que no lleven a aumentar la producción.
En realidad estas líneas son repetidas, pero mientras no comprendamos y estemos de acuerdo todos, que debemos cambiar nuestra estructura productiva no saldremos de la rueda de la deuda externa permanente.
