Hace muchos años, un arquitecto mendocino, querido amigo mío, me comentó que, espontáneamente, de motu propio, había presentado al Ministerio de Obras y Servicios Públicos de Mendoza un estudio urbanístico de su autoría explicando cómo y porqué la ciudad de Mendoza debía expandirse hacia el noreste, al desierto.
El doctor arquitecto Mariano Burgos, especialista en zonas sísmicas, egresado de la Universidad de Mendoza y doctorado en Europa. Una eminencia.
Sin embargo, nuestra amada ciudad se expande sin pausa hacia el suroeste, es decir hacia el piedemonte y hacia las tierras más feraces.
Es suicida.
Hay que detenerlo, urgentemente.