Desde hace unas décadas, en el país, una clase política logró lo que ningún director de cine mundial ha podido: Hacer una película en tiempo real, con personajes actuando y cobrando altísimos cachet, con libretos y relatos compaginados por profesionales propios, medios poderosos, industriales, grandes empresarios y opulentos gremialistas, que van transfiriendo sus papeles protagónicos a familiares y amigos en su ausencia.
Esta obra extraordinaria no tiene parangón en la historia del arte y nadie sabe cuándo y cómo termina. ¿Cómo puede ser esto de mantener vigente una obra durante tanto tiempo?
El éxito, al parecer, se consiguió formando una platea de fanáticos admiradores convencidos que ellos también forman parte de la película, con la esperanza que en algún momento serían partícipes de sus dividendos.
No obstante queda un grupo de personas en el país que viendo las carteleras de los cines y el proceder de muchos de los artistas de la películas, no se explican cómo hay otros que todavía siguen formando parte de esa platea, siguiendo a esta saga, pero ignorando que el costo de esta superproducción lo están pagando ellos mismos..
Oscar Carlos Laguna. DNI 8.144.258