Muchas comunidades rurales de la provincia no gozan de una buena situación geográfica, en especial por la dificultad para acceder a ellas, o con las comunicaciones deficientes. Y algo muy preocupante, es la salud de los trabajadores del campo. Muchos de ellos, son hombres y mujeres de edad avanzada que han desarrollado su actividad en forma independiente, durante décadas, y hoy, sufren varias secuelas graves que afectan su calidad de vida. Tal es así, que la casi totalidad de los trabajadores, padecen trastornos musculoesqueléticos severos, incapacitantes, o enfermedades endémicas que se podrían haber prevenido. Y son frecuentes accidentes relacionados con crianza del ganado o animales de gran tamaño.
Por todo ello debemos redoblar los esfuerzos para proteger y asistir a estas comunidades, fortaleciendo los dispositivos que están trabajando, e integrándolos a una red más amplia y sostenible en el tiempo, considerando no solo su salud física, sino también su integración al resto de una sociedad que desconoce una realidad tan cercana.