Estos temibles guerreros araucanos se derramaron sobre la pampa argentina y, a su modo, sojuzgaron, por la violencia o mestizaje, a las poblaciones originarias del actual territorio argentino, entre ellos pehuenches, tehuelches, puelches, etc., las que fueron progresivamente desapareciendo o perdiendo su identidad. Todos los caciques y jefes chileno-argentinos pertenecieron a linajes de la nobleza araucana: Calfucurá, Catriel, Painé, Pincén, Coliqueo, Nahuelpán, Namuncurá y otros, dominaron el territorio y comercio de toda la región por muchos años, en base, principalmente, al robo de ganado y al pillaje en las poblaciones criollas, combatiendo, además, a las fuerzas nacionales.
La consolidación nacional hacía necesaria la clara delimitación de las fronteras con los países vecinos y, en ese contexto, se hacía imprescindible la ocupación del espacio patagónico reclamado por Chile durante décadas. Sólo la pacificación interior del país permitió concretar esos objetivos luego del triunfo definitivo sobre el indio hacia 1885, al finalizar la campaña iniciada mucho antes, en 1878, por el general Julio A. Roca con el fin de cumplimentar lo dispuesto por el Congreso Nacional en la Ley 215.
Ahora, la situación es totalmente distinta. Los grupos de activistas mapuches de los últimos tiempos, muchos provenientes de Chile, conforman un movimiento extremista que tiene la absurda pretensión de crear un Estado independiente ocupando gran parte del territorio argentino y chileno. Parecen desconocer absolutamente los 200 años de historia que dieron lugar a la formación de nuestras dos naciones, por lo cual es necesario que nuestra sociedad sepa repudiar y replicar tales intensiones.
Las acciones vandálicas y delictivas de estas bandas comenzaron hace mucho tiempo en Chile y, no hace tanto, están actuando también en nuestro país donde uno de sus líderes ya fue detenido y está cumpliendo prisión en Chile.
Da la impresión de que ambos gobiernos, quizá por temor a repercusiones políticas adversas, no han actuado, como deberían haberlo hecho, con la suficiente firmeza. Además, el Gobierno argentino actual, inspirado en su nociva ideología, siempre tiende a proteger a subversivos y delincuentes, tal cual lo ha demostrado en innumerables acontecimientos.