Agrego a la nota de José Narosky del domingo 21 de mayo en Los Andes, en que menciona algunos datos sobre ajedrez.
Menciono nada menos que a Alejandro Alekhine, quien fue campeón mundial de 1927 a 1935 y luego entre 1937 y 1946. Murió siendo campeón mundial. Lo interesante es que el título de 1927 lo logró contra José Raúl Capablanca, en un match que se realizó en la ciudad de Buenos Aires.
Debemos recordar a los rusos Vasili Smyslov y Boris Spasky, este último derrotado por Bobby Fischer, suspendiendo brevemente la primacía soviética.
De 1993 a 2006 hubo una división en la organización mundial. Una de ellas, disidente de la Federación Mundial, fue capitaneada por Kasparov, desde 1993 a 2000; también fue campeón Vladimir Kramnik, aunque ya en 2000. En el sector oficial, en que era campeón Karpov, también fue campeón Aleksandr Jalifman, también ruso, en 1999. Se reunificó en 2006, con Vladimir Kramnik.
El campeón actual es un chino, Ding Liren, que se coronó luego del retiro del noruego Magnus Carlsen, que fue campeón desde 2013 a 2023.
Hacia finales del siglo XIX el campeón autoproclamado era Wilhelm Steinitz, que lo defendió en tres ocasiones, hasta que lo perdió con Lasker.
También, de paso, menciono que Miguel Najdorf, que era polaco, pero se afincó hasta su muerte en nuestro país, cuando jugaba la olimpiada de ajedrez de 1939 y comenzó la Segunda Guerra Mundial. Se nacionalizó argentino y defendió a nuestro país en diversos campeonatos. En enero de 1947 estableció el récord mundial de partidas de ajedrez jugadas a ciegas. Jugó 45 partidas simultáneas, como digo, sin mirar los tableros, frente a 83 participantes que eran relevados a medida que se cansaban, ganando 39, entablando 4 y perdiendo solo 2. Comenzó el 25 de enero a las 21 y finalizó el día siguiente a las 19.40. Hasta hay una variante Najdorf de la defensa siciliana. También ha llegado a jugar hasta 250 partidas simultáneas, aunque ya no a ciegas.
Siempre me interesó el ajedrez y jugaba bastante bien en mi adolescencia, logrando el título de campeón juvenil mendocino en 1960, pero luego inicié la facultad y abandoné.
Néstor Donato Ferrari. Profesor emérito de la UNCuyo