Estaba en la farmacia esperando mi turno y me tocó ver una triste escena.
Una persona mayor quería adquirir sus medicamentos dados por PAMI.
El empleado le dijo que costaban veintitantos miles de pesos los de una droga y que tenía otro, de otra droga, para las varices, que costaba varios miles más.
El último medicamento fue el primero que el hombre descartó llevar, luego el empleado le dijo si quería llevar uno de los de la primera droga, le habían recetado dos.
Éstos parecían de primera necesidad.
El jubilado dijo: “a ver, esperá”, miró su billetera y agregó : “No llego, después vengo”.
Muy posiblemente no haya vuelto.
Así están nuestros jubilados, casi en la indigencia.
Hombres y mujeres que trabajaron toda su vida y hoy tienen que padecer los caprichos de un mandatario que mira sólo los números y no ve la triste realidad.
* Paola Ponchietti. DNI 26.400.734. Luján de Cuyo