Hemos llegado a un estado tal que de haber sido uno de los principales pueblos del mundo, que nadaba en la abundancia y en el buen vivir, llegamos en el presente a tener más del 50% de pobreza y niños sin comer.
¿De quién es la culpa de haber transitado ese camino descendente? ¿Podemos echarle la culpa a otros que no seamos nosotros? Porque a nuestros gobernantes los elegimos nosotros, no otro pueblo.
Somos nosotros y nadie más los que fuimos cayendo –quizá sin darnos cuenta– es ese abismo en el que nos encontramos. Somos nosotros los que fuimos eligiendo los peores mandatarios, los malos políticos, las deplorables organizaciones, la dejadez, la pobreza, el que me importa o el dejar hacer. Fuimos nosotros los argentinos, los que cometimos el grave error de dejar hacer, de dejar pasar y no darlos cuenta que el camino de la Patria, iba directo a una barranca, cuyo fondo es en el que nos encontramos en estos momentos.
De una nación rica, a un pueblo pobre. De líderes que merecían estar en la consideración de todos, a opacos dirigentes que nos llevaron a este tremendo tembladeral, del que nos costará mucho sacrifico salir.
Sin embargo, pareciera que hemos recapacitado. Que nos dimos cuenta que así no podíamos seguir y que pensamientos y acciones nuevas, están surgiendo para lograr que emerjamos de ese abismo, y poco a poco, con sacrificio, con esfuerzo, comenzar a encarar un futuro mejor.
Claro que para eso hay que romper con lo anterior. No podemos seguir con los viejos y malos dirigentes que hemos tenido y que los reemplacen nuestros jóvenes. Por supuesto que no será fácil y vaya uno a saber si los nuevos tienen la capacidad de lograr ese éxito tan deseado por todos. Sin embargo, la esperanza está y si todos nos proponemos lograr ese éxito, tal vez será posible que volvamos a ser uno de los países importantes del mundo.
* Osvaldo Enrique Arriaga. DNI 6.800.735. Abogado.