Con los subsidios sin contrapartida laboral tenemos jóvenes que aún no descubren la belleza de la lucha del sacrificio del ser humano. Estamos creando muchos jóvenes sin instrucción u oficio y con rencores.
Hace 70 años que trabajo en la gastronomía, lo que estamos pasando es trágico para emprendedores y empleados. Las injusticias en este país son enormes, con los privilegios para una parte poderosa del sindicalismo (no los obreros sino los jefes) los inversores de afuera jamás llegarán.
Yo vine a este país desde una Europa destruida y en ese entonces la Argentina era próspera, brillante, pujante. Pero con el tiempo mi tierra natal se recuperó y nosotros nos fuimos quedando atrás. Yo escribo esta carta aunque no fui a ninguna escuela del pais. Llegué a la Argentina apenas con quinto grado, sin embargo aquí conoci el valor de la libertad.
Por eso en estos momentos tan difíciles, quisiera decirle a todos los argentinos que no perdamos la esperanza ni la fe. Muchó me dolerá morirme mañana y tener que ver que la pobreza del pais lleva a nuestros jóvenes a emigrar, igual a cuando nosotros, los inmigrantes, debimos huir de la pobreza de Europa.
María Teresa Barbera (la nonna)
CE. 29.891