Con los últimos acontecimientos en nuestra Patria, les propongo que hagamos un ejercicio de comparación imaginaria. Entre la definición del doctor Hugo Marietán (especialista en el conocimiento de líderes psicópatas), que hace “del político psicópata” y algunos políticos de nuestro país:
El psicópata ama el poder. Usa a las personas como cosas para obtener más poder. Es mentiroso. Finge sensibilidad. Manipula a la gente. No dialoga, impone. Piensa que las personas no tienen derechos, porque son cosas. Carece de empatía. Utiliza el dinero como elemento de presión.
Le quita a la gente la capacidad de elegir. Necesita un enemigo. Necesita crisis. Necesita desestabilizar y de obsecuentes, secuaces y fanáticos. No acepta la desobediencia. Su lógica es amigo/enemigo. Su talón de Aquiles, es la frustración de sus planes. Emil Ludwig, en una entrevista a Stalin lo acusó de no ser demócrata, pues gobernaba desde hace muchos años de una forma cada vez más cruel, con formas que le hacían ser muy temidos por los suyos. La respuesta de Stalin fue tranquila, aseguró que no sólo se puede mantener el poder durante mucho tiempo mediante el temor, era preciso también la mentira. La mentira se ha vuelto necesaria para la subsistencia del régimen soviético, opinó Ludwig, es la expresión más evidente de la corrupción generalizada es lo que permite al régimen funcionar y sobrevivir.
Saque sus propias conclusiones, pero no olvide que hay valores intemporales como el bien, la verdad y la belleza y que si triunfa el relativismo logrará traer consigo el imperio de la mediocridad, la corrupción y la pérdida de una sociedad que debe crecer por el mérito de sus ciudadanos y por la defensa de los valores arriba mencionados que no son negociables.
Seguramente usted puso nombre y apellido a las definiciones de Hugo Marietán, seguro no se equivocará.