La televisión es un espejo de la realidad, donde se puede observar la falta de profesionalismo de las personas que trascienden a través de la pantalla. Verbigracia, el locutor es un profesional que ejerce la locución para informar, entretener, publicitar y transmitir emociones, las palabras y su voz son sus principales herramientas.
Abundan formatos televisivos, con un grupo de panelistas que desarrollan los temas más variados, de un nivel paupérrimo, expresando opiniones banales, sin ningún fundamento; por si esto fuera poco, sus voces son altisonantes, se superponen sus opiniones; algunos ponen en evidencia su falta de modulación en el tono de la voz.
Cualquiera se puede desempeñar en ese ambiente, puede ser una vedette, un participante de Gran Hermano, un acomodado...Toda esa gente que deambulan por la TV, proviene de programas de Tinelli o de cualquier reality del momento. El merecimiento de ocupar ese lugar es haber ganado un “Bailando…”, un “Cantando…”, mejor chef, sin tener mayores condiciones.
Se podrá decir porqué verlo...es cierto…pero es solo un ejemplo de la “chatura” en que está inmersa la televisión. Saliendo de este espacio; esa falta de capacidad, idoneidad, vocación, de mérito, se observa por lo general en trabajos laborales de todo tipo, en la política, en el periodismo...en otras disciplinas.
Solo vale “sobrevivir a como dé lugar”, el “sálvese quien pueda”, en las influencias.
Tengo la esperanza de que en este país en algún momento se valorice a quién estudió, se especializó; se reconozca la capacidad intelectual, la profesionalidad en su actividad…
Pienso que mientras esté este gobierno ello no sucederá.
Sergio Miguel Rovira. DNI 7.617.096