Cerca de la ciudad de San Martín una señora vivía con su hija, y era tan confiada que se iba a charlar a lo de una vecina dejando a la chica sola con su novio.
Al saber del embarazo de esta muchacha, fue tanto su enojo que la echó, y fue inflexible cuando el novio le dijo que pensaba casarse, y por eso éste llamó a mi padre para trasladar los muebles de la joven en su propio camión.
Esa tan airada madre no quiso saber más nada de la vida de ellos, actitud que sostuvo al saber de la boda y el posterior nacimiento de un varón. Y así pasaron unos 4 años.
Un día esa señora fue a un almacén, donde se encontró con una conocida que llevaba a un niño de la mano: “¡Qué nene tan bonito! ¿Es sobrino suyo?”. La respuesta fue: “¿Le gusta? Es su nieto”.
Derretida ante aquella belleza infantil, de inmediato esa abuela restableció relaciones con su hija y su yerno.
De esto se aprende que es muy diferente oír hablar de un proyecto y verlo hecho realidad.
Así fue con el tan criticado proyecto comunal de adquirir viejos edificios al costado del palacio municipal para derribarlos y crear un espacio público de calle a calle… ¡y hoy nadie puede negar que el Paseo de la Patria es uno de los más bonitos lugares de nuestra ciudad!