Hace poco tiempo vi su fotografía en una nota del diario Los Andes anunciando que una plazoleta llevará su nombre “Gladys Ravalle” reconocida maestra de artistas.
Prefiero recordarla muy joven como alumna y compañera del colegio San Pedro Nolasco. Era un lindo grupo de chicas sin problemas de convivencia, que nos preparábamos para ser maestras. Yo lo fui.
No sé si ella tenía otras metas porque tal vez no fui de su círculo más íntimo pero todas conversábamos en los recreos. Era una buena alumna, la más alta, esbelta y como tal en la clase de educación física encabezaba la fila que marchaba alrededor del patio. Se destacaba jugando a la pelota al cesto.
Con su voz ronquita con entusiasmo organizaba las actividades del Día de la Primavera. Para las alumnas en esa época no existían los picnics en el parque. Cuando la veía en las exhibiciones de gimnasia o bailando folklore en alguna fiesta patria no imaginaba cuál sería su futuro.
Leyendo el diario supe de sus actuaciones, de su salón en la calle Almirante Brown de Godoy Cruz y de sus premios.
La saludé en una obra en la Nave Cultural y con su inconfundible voz me abrazó y dijo: “Oh…la Del Giusti”. Así por el apellido nos nombraban cuando los profesores llamaban a lección. Posteriormente presencié otra obra en el salón Adolfo Calle.
En una oportunidad la llamé por teléfono para felicitarla por un premio. Lamentablemente no la vi para el almuerzo que se organizó en el colegio para el 50 aniversario de egresadas.
Pasaron muchísimos años pero yo aún puedo recordar por orden alfabético a todas mis compañeras. Ella estaba entre las últimas por la R de Ravalle. Adiós Gladys.
