¡Argentina! ¡argentinos! ¿Qué nos pasa que estamos paralizados? Soy una anciana de 96 años y nunca vi tantos desaciertos en algunos políticos, gobernantes, industriales y personas que toman decisiones en el país.
Nos hemos olvidado que en 1857 los ingleses instalaron los ferrocarriles en toda la Argentina, de norte a sur, de este a oeste y además se construyó el tren trasandino, que realizaba el cruce de la cordillera de los Andes y unía la parte central de Argentina con la de Chile.
A la vera del paso del tren, crecieron pequeños caseríos que luego fueron pueblos y ciudades. En Mendoza ciudad y en Palmira se hicieron grandes talleres con importantes equipamientos donde se realizaban trabajos de reparación y mantenimiento.
En 1947 se nacionalizaron los ferrocarriles durante el gobierno del Pte. Perón. Cuando asume el Pte. Frondizi en 1958, propicia que se instalen en el país, algunas empresas multinacionales automotrices, productoras de colectivos y camiones de carga pesada, que con el tiempo ocasionaron un desequilibrio, postergando al ferrocarril que tampoco supo competir.
En todo este entramado, dudosos personajes argentinos fueron los encargados de destruir poco a poco al ferrocarril, cuando en otros lugares del mundo siguen funcionando óptimamente.
Hay quienes piensan que los ferrocarriles dan pérdidas, pero no es así. Está comprobado que disminuyen la contaminación ambiental, permiten transportar distintas variedades de mercancías, en mayores cantidades y largos recorridos. Es uno de los medios de transporte más seguro, además se preservan los caminos y se disminuyen accidentes de tránsito.
Recuerdo que durante el gobierno del Pte. Carlos Saúl Menen muchos ferrocarriles dejaron de funcionar, otros los fraccionaron y así fueron desapareciendo uno a uno. Afectando la economía, el comercio, y el trabajo de muchas familias. Algunos pueblos quedaron desconectados, pasando a ser “pueblos fantasmas” o “pueblos tristes”, con pocos habitantes, viviendas abandonadas, donde los jóvenes huyen buscando un mejor futuro. Su destino es desaparecer.
Sería bueno que los gobernantes dejen de prometer antes de cada elección la recuperación de los ferrocarriles, pongan “manos a la obra” y efectivicen sus promesas.
¡Argentinos! luchemos para que nuestra querida Patria se recupere de la difícil situación que hace tiempo nos persigue.