Los columnistas de diario Los Andes se han referido a los 30 años de la reforma constitucional argentina que consagró el período presidencial de 4 años con reelección. A la luz de los últimos acontecimientos nacionales, pero también con el fondo ineludible de las elecciones norteamericanas del próximo noviembre, creo que queda claro que la fórmula de Estados Unidos, que se replicó en Argentina, genera una crítica situación electoral perpetua y que se hace insostenible.
Como se dijo ya hace muchos años, Argentina no debió copiar a EEUU sino a la inversa. La situación actual es la mejor prueba de la sensatez de la afirmación.
En cuanto a la segunda parte del título, me refiero no a volver a la tiranía porteña, que siempre está latente.
Lejos de eso, y como devota de Domingo Faustino Sarmiento, hablo de la Confederación Argentina, la que nació en el año 1853.
Está visto que, de una forma u otra, Buenos Aires se vuelve un problema para la Nación.
En el presente año las cosas han llegado a un estado tan absurdo de histeria que se sostiene que son las provincias las causales del desastre económico, como si la Nación tuviese existencia sin las provincias.
Por ello y para acabar con la cuestión, postulo que la Ciudad de Buenos Aires perfeccione su proceso autonómico y se independice, a la manera de las ciudades asiáticas mini-estados. En estos años Buenos Aires se ha apropiado de los bienes nacionales al extremo: Policía Federal, por ejemplo, y más y más inmuebles, en tanto se acusa a las provincias de ser una carga.
Por cierto, todos los apetitos están puestos sobre la provincia de Buenos Aires que equivale a varios estados europeos juntos. Ni hablar de la codicia que planea sobre el sur y el mar argentino.
Como Confederación debemos reaccionar a tiempo. Por algo los grandes presidentes de la Nación fueron provincianos.
* La autora es docente universitaria jubilada.
