“Señora dueña de casa
priésteme su corredor
Voy a cantarle una copla
con referencia de amor”
Así cantaba Antonio Tormo pidiendo espacio –que a ningún guitarrero se le negaba- para una guitarreada, en donde no faltaban jugosas empanadas con “riego controlado”.
En época estival el corredor o galería de una vivienda era requerido para reunirse “a tomar fresco”. La vida se vivía en esas galerías que al ser abierta las brisas menguaban el calor. Los encuentros comenzaban a la “oración” y duraban hasta que la luna se perdía.
Cómo Los Corredores se conocía una calle que hace de límite entre San José y Villa Nueva y en la esquina noreste del Carril Nacional –Bandera de los Andes- existía una antigua construcción con amplios corredores al frente que la gente usaba de referencia y esa referencia fue nombre. Todo por allí se llamaba Los Corredores, una talabartería, un club social, un almacén.
Nacía por el Infiernillo bajaba cruzando el Carril Nacional, Godoy Cruz y continuaba precariamente al norte.
Cómo parece que la toponimia no tiene prosapia, entonces probos funcionarios cambiaron el nombre recurriendo al olimpo de próceres, santos, militares y demás; la rebautizaron como Sarmiento más “culto” que Los Corredores.
Los genios existen.
* Armando Antonio Rivera. Profesor de Historia. DNI 8.884.128