Luego de varios meses de hospitalización, Dora -más conocida como “Kuki”- se encontraba con el alta de Domingo, quien había quedado en silla de rueda y con muchas limitaciones.
Ese año (allá por 1987) la historia se comentó en el pueblo y la gente se acercó hasta su casa, llevando casos de adultos mayores que necesitaban de cuidados. Fue así que nació el primer hogar privado rural de Mendoza con un formato similar a una ONG, ya que su recurso humano estaba compuesto por la familia y voluntarios, el profesional era el médico del pueblo, el reglamento era el amor y sus medianeras el paisaje.
Fue entonces que Julio -ferroviario, poeta y escritor- le puso el nombre, ya que consideraba que gracias a Dios y a ellos (nuestros mayores) Mendoza era hoy un jardín, “El Jardín de Mis Abuelos”. A la gran vocación de servicio, se sumó siempre la constante capacitación y profesionalismo, como así también la de su equipo de trabajo.
Con el correr de los años, y adecuándose a nuevas normas de la actividad, se llegó con muchísimo esfuerzo a este presente de edificio propio con mayor confort al que Doña Kuki ya no asiste presencialmente, por ser hoy ella una adulta mayor en silla de ruedas. Igualmente el espíritu y la cultura del cómo cuidar con amor a sus queridos viejos y el compromiso con el conocimiento, se sostienen intactos en la residencia, ya que así nos lo sigue trasmitiendo cada día. Por eso es y será siempre nuestra Directora.
Hoy, la institución es de las pocas que cuentan con las aprobaciones de los entes que la regulan, para prestación de servicio de residencia para adultos mayores en los niveles de complejidad I, II y III. Es, además, la primera en la región en haber certificado las normas de calidad ISO 9001. Gran parte de su staff médico y directivos son miembros de la Sociedad Cuyana Científica de Geriatría y Gerontología.
La institución es también socia fundadora y miembro de la comisión directiva de AMEG (Asociación Mendocina de Establecimientos Gerontológicos). Se cuenta con un gran equipo de recursos humanos, profesionales de la salud, terapéuticos y asistentes altamente capacitados, servicios tercerizados y una muy nutrida agenda de actividades.
Hoy, y en este difícil contexto de pandemia, se brinda una prestación adecuada totalmente a los protocolos vigentes, que cubre las demandas de los diferentes estadios del proceso de envejecimiento, procurando la mejor calidad de vida que el caso permita, logrando de esta manera y conforme lo expresa nuestro eslogan, marcar “La diferencia entre estar y vivir”.
Julio O. Bendinelli, Gerente