La idea de abrir un local gastronómico comenzó a surgir al estudiar la carrera de gastronomía y alta cocina en el instituto IGA. “La cocina me apasiona, y ya tenía experiencia tanto en locales de comidas rápidas como en restaurantes gourmet. A la hora de encarar mi propio negocio me decidí por la comida rápida, ya que es una cocina con más salida”, explica Franco Flores.
El emprendimiento comenzó en 2015 y según comenta entre risas “solo una persona que ya tenía su propio negocio me decía que era la mejor decisión que podía tomar, el resto pensaban que estaba loco. Pude comenzar con el apoyo de mi esposa, Carla Barzola, quien me bancó en esos momentos que en verdad fueron muy duros… Algo adentro mío me decía que tenía que llevar a cabo mis ganas de emprender. Y como soy bastante decidido y confío mucho en las cosas que me propongo, con la ayuda de mis padres compramos unos artefactos de cocina para empezar”.
Pero luego la vida le tendría reservada otra prueba, ya que justo el día en que Franco iba a ver el local que pensaba alquilar le avisaron que habían entrado a robar a su casa: “El mundo se me vino abajo, se habían caído todas mis ilusiones”, recuerda.
Con el empuje que lo caracteriza, luego ese mal momento y con la ayuda de su mamá -quien le ofreció su casa para poder empezar con el negocio- arrancó con su emprendimiento “El buen sabor”, el cual tuvo como primeros clientes a los vecinos, y de a poco fue sumando más opciones al menú.
El negocio fue siempre fue en crecimiento y sumando clientes, cada vez se vendía más. Sin embargo Franco sentía que algo le faltaba. En ese momento, y gracias al consejo de un amigo, tomó la decisión de entrar al mundo del desarrollo personal y la educación financiera. “La pobreza o la riqueza comienzan en un estado mental, y cuando empezamos a entender que ‘si cabe en tu mente, cabe en tu mundo’ nos cambia la vida. Las ideas se convierten en proyectos y no paramos hasta cumplirlos”, expresa Franco.
Así, de la mano de mentores como Mauricio Benoist, Jurgen Klarick y Carlos Muñoz, entre otros, y libros como “Padre rico, padre pobre” de Robert Kiyosaki y “Piense y hágase rico” de Napoleón Hill, Franco obtuvo resultados grandiosos y, en sus palabras, cambió todo. “Dejé de trabajar como negocio de barrio, creé mi propia marca, contraté una empresa para que me diera una identidad visual, desde los colores hasta el logo, me dí de alta como empleador… Hoy mi meta es lograr tener varias franquicias en Mendoza”, explica.
En la actualidad Franco está al frente de MZ Delivery, negocio familiar donde trabaja junto a su esposa Carla, con el objetivo de ofrecer las mejores propuestas gastronómicas y una esmerada atención al cliente. Carla es, sobre todo, el soporte de los fines de semana, ya que de lunes a viernes trabaja en un jardín como maestra de nivel inicial. El resto de la familia está conformada por sus dos 2 hijas, Milena y Zoe, cuyas iniciales justamente dan origen al nombre de MZ Delivery.
Los platos que más los destacan y por los cuales la gente los elige desde el principio son las riquísimas empanadas, ya que utilizan masas caseras y un picadillo de carne con un toque “secreto” especial. También las deliciosas pizzas de elaboración propia son uno de sus fuertes.
En cuanto a sus planes a futuro, Franco Flores comenta que “En estos momentos estamos a la espera de la confirmación de un local, ya que nos ha quedado chico el espacio físico con el que contamos y deseamos ofrecer a nuestros clientes, además del servicio de delivery, un lugar donde puedan ir sentarse a comer y pasar un buen rato en familia y con amigos en Maipú. La idea es seguir creciendo siempre”.
Redes sociales y contacto
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