Tejer a mano ya es una tendencia conocida por mucho como “Lanaterapia”. Y es que se trata de un ejercicio con innumerables beneficios para la salud: lo practican grandes, jóvenes, hombres y mujeres, e incluso niños con problemas de conducta o motrices y personas con estrés.
Es también el “antídoto” ideal para la vida que llevamos en un mundo apresurado: ofrece una actividad relajante y al final un producto palpable, algo verdaderamente útil y hermoso.
El tejido ya no es “cosa de abuelas”
En la actualidad muchas personas necesitan hacer una pausa en su rutina y tomarse un momento para sí mismas, y actividades como la lanaterapia son de gran ayuda. Uno de los motivos es que, a medida que se desarrolla la actividad, se aprende a centrar la atención en el momento presente, de manera muy similar al yoga, el mindfulness y la meditación.
Beneficios de la lanaterapia
1. Ejercitamos los dos hemisferios cerebrales. El simple acto de pasar la lana por una aguja y luego por otra mejora nuestra coordinación cerebral. Si a ello le sumamos la mayor o menor complejidad del tejido, la destreza mental irá potenciando aún más este ritmo y coordinación. Un estudio que involucró a más de 2.000 personas mayores de 65 años demostró que el tejido disminuye el riesgo de demencia.
2. Reduce el estrés y la ansiedad. Las personas (en especial las mujeres) suelen reunirse para tejer a mano, conformando verdaderos grupos de tejido, muchas veces con fines solidarios. Se sientan en un banco, sacan sus lanas y agujas mientras se relajan compartiendo el momento, hablando o, simplemente, centrándose en la actividad.
3. Mejora el estado anímico y la autoestima. Al reunirse para tejer se fomenta la sociabilidad, las nuevas amistades y relaciones. Pero también tejiendo en soledad se disfruta de la actividad y del silencio. Finalmente, tener terminada esa pieza de ropa que planificamos es verdaderamente gratificante, es marcarse un objetivo y conseguirlo.
4. Mejora nuestra motricidad manual. El ejercicio de tejer obliga a tener las manos en movimiento y a evitar que se queden agarrotadas o rígidas. Moverlas las hace entrar en calor y, de ese modo, si hay dolor es más liviano y se nota menos.
5. Ayuda a combatir el insomnio. Una gran “plaga” de nuestros días que padecen muchas personas. Realizar esta actividad repetitiva, especialmente de noche, relaja y nos predispone a conciliar el sueño con más facilidad.