Los síndromes febriles son una elevación o un aumento de la temperatura corporal, generalmente causados por procesos inflamatorios o infecciosos en el organismo. Existen diversos tipos y se clasifican de acuerdo al grado de temperatura corporal:
• Equivalentes febriles: son síntomas compatibles con un cuadro febril pero que no registran valores altos de temperatura.
• Febrícula: se denomina así cuando la persona tiene una temperatura de 37,5ºC hasta 38,5ºC.
• Fiebre: se presenta cuando la temperatura corporal excede los 38,5ºC.
Alcanzar cierta temperatura no debe ser un motivo que nos lleve inmediatamente a la guardia de un hospital o centro de salud. Es importante actuar con tranquilidad y conocer algunos de los signos que pueden manifestarse previamente a un cuadro febril, para poder actuar adecuadamente. Entre ellos se encuentran: erupción en la piel, diarrea persistente, vómitos repetidos, deshidratación, entre otros.
“Muchas veces el cuadro febril responde a un proceso infeccioso leve que se supera con unos días de reposo, situación muy distinta a aquellas personas que padecen un problema crónico de salud como una enfermedad de compromiso inmunológico, problemas cardíacos, cáncer o lupus. En esos casos si es necesaria la consulta con un especialista”, explicó el Dr. Cristian Rosales, médico clínico del área de Universidad Saludable de la Universidad Maza.
Los síndromes febriles no se pueden prevenir, pero sí tratar. A continuación, te detallamos una lista de acciones que puedes llevar a cabo:
• Quitar la mayor ropa posible.
• Colocar paños fríos en axilas, ingle, frente y abdomen.
• Realizar baños de agua tibia (no fría).
• Administrar antitérmicos de acuerdo al peso corporal: Paracetamol, Ibuprofeno o Dipirona (si antes lo ha tomado y no le ha generado ninguna reacción alérgica).
• Hidratarse correctamente, sin forzar la ingesta de alimentos.
Ante cualquier duda, se recomienda consultar a un especialista de confianza y, en casos urgentes, acudir a Emergencias o a una guardia médica.