¿Es FECOVITA demasiado grande? Concentra alrededor de 30 cooperativas vitivinícolas de primer grado, con más de 5 mil productores asociados, que explotan más de 25 mil hectáreas de viñedos.
Resulta el jugador más importante en el mercado interno (con una participación de mercado del 30%) y de un 4% a nivel mercado externo. Sus ventas anuales rondan los 250 millones de litros anuales. Sí, FECOVITA es demasiado grande.
¿Es demasiado grande para caer? Desdé mi experiencia de 35 años de conocimiento en insolvencias, tanto a nivel nacional como internacional, puedo responder: no, FECOVITA no es demasiado grande para caer.
Un primer antecedente extranjero:
Lehman Brothers (el título de la nota es la reversión del nombre de la película “Too big to fail”) lideró el crash financiero mundial que rápidamente se globalizó cuando no recibiera (razonablemente) el apoyo financiero -directo o indirecto- que pretendía de la Reserva Federal de los Estados Unidos, y recurrió a la Ley de Bancarrotas. Si Lehman Brothers no fue demasiado grande, entonces ninguna empresa lo es. Ni FECOVITA ni ninguna otra.
Unos pocos ejemplos nacionales:
El caso Vicentin. Emblemática agroexportadora con 100 años de antigüedad, con sede en provincia de Santa Fe. Uno de los mayores crushers (trituradoras) del país en términos de capacidad instalada y volumen de exportaciones de aceite y harina de soja, productora de biodiesel que, como consecuencia de la inconducta de sus administradores sociales y la complacencia de sus auditores externos (emulando a Enron, cuya caída en 2002 es otro ejemplo), cae en insolvencia.
Los pasivos reconocidos por el Juez del concurso, sin intereses ni ajustes, ascienden a casi 33 mil MM de pesos y 1.100 MM de dólares. Vicentin habría fraguado sus estados contables por años, amañando números favorables. Esto la habilitó a tomar cuantiosos créditos con bancos y entidades financieras locales e internacionales (entre ellos, ni más ni menos que la Corporación Financiera Internacional y el propio Banco de la Nación Argentina). Sus directores están investigados penalmente y acusados de conformar una asociación ilícita destinada a la planificación y comisión de una pluralidad de delitos (defraudación, estafas y administración infiel, entre otros). Vicentin alcanzó un acuerdo con la mayoría de sus acreedores, pero el Juez interviniente lo tuvo por abusivo y no lo homologó (está pendiente de apelación). Todos los interesados aún permanecen en vilo.
Molinos Cañuelas (Molca). Una empresa con algo menos de 100 años de historia, con catorce plantas y con operaciones Brasil, Bolivia, Chile y Uruguay. Promedio de molienda anual aproximado: 1.325.503 tn, de trigo. Principal exportadora de harina del país, con 34% de participación de mercado.
Molca es un coloso. Sin embargo, como resultado de múltiples intentos frustrados de renegociación de sus pasivos financieros, el 2/9/2021 se presentó en concurso preventivo en Río Cuarto. Los pasivos ascienden a casi 290 mil MM de pesos y más de 1.100 MM de dólares. Se ha extendido hasta abril de 2024 el período para negociar su acuerdo concursal. No será sino el segundo semestre del año que viene cuando se sepa si este concurso es exitoso.
Un último caso es el de SanCor, la empresa también cooperativa de productos lácteos con sede en la localidad de Sunchales, provincia de Santa Fe (Sancor Cooperativas Unidas Ltda. y que no debe ser confundida Sancor Cooperativa de Seguros Ltda.).
SanCor, como resultado de años y años de insuficiente capital de trabajo, con el sistemático menoscabo directo de los productores lácteos asociados a la cooperativa) no sólo está insolvente, su futuro inmediato es inquietante. SanCor transitó un acuerdo preventivo extrajudicial que demostró su inidoneidad para superar la crisis. Por el contrario, los productores lácteos (tamberos) asociados a SanCor se vieron gravemente perjudicados por aquel APE y hoy, salvo los que han logrado desviar la entrega de leche a otras empresas, si ésta se presenta en concurso preventivo y/o quiebra, todos sus créditos derivados de la provisión de leche van a terminar siendo incobrables (en caso de quiebra) o recuperables en porcentajes bajísimos (en caso de concurso preventivo). La situación financiera parece terminal, a pesar de algún opaco financiamiento estatal (un fideicomiso administrado primero por el Banco de la Nación Argentina y finalmente por el BICE). La estructura de la sociedad cooperativa no brinda la flexibilidad necesaria para hacer ingresar capitales propios genuinos.
Se dice que las cooperativas son empresas sin “dueños”. La enorme dispersión de sus asociados y que cada uno de ellos tenga un solo voto en las asambleas, hace que queden en las manos de los administradores sociales los destinos de la entidad (mucho más aún aquellas de segundo grado). Ante la inexistencia de “accionistas” interesados en obtener ganancias, el éxito o el fracaso de la empresa dependen de la idoneidad y probidad de sus administradores. Así, mientras SanCor (la láctea) es un ejemplo de fracaso empresario imputable -entre otros factores- a sus administradores, Sancor (la aseguradora) es exactamente lo contrario: su éxito empresario (hoy es el grupo asegurador más grande del país) es atribuible a sus administradores y management. La situación de FECOVITA parece asemejarse a la primera.
La cuestión no pasa por la magnitud de la empresa, sino por la calidad de los elementos que la componen: una contabilidad confiable, auditores competentes, administradores leales, diligentes y confiables, capital de trabajo propio, adecuada estructura de financiamiento externo y, ante todo, el máximo respeto a la ley, tanto la que dictan las autoridades públicas como aquella que proviene de los contratos entre privados.
FECOVITA no es demasiado grande para caer (ninguna empresa lo es). Las amenazas que la acechan desde lo contable, financiero, legal y judicial son significativas. Vaya mi exhortación final a los administradores de tan emblemática entidad cooperativa para que, cumpliendo responsablemente con sus deberes y obligaciones, hagan todo lo posible para que no sea necesario comprobar empíricamente la respuesta a la pregunta que encabeza esta nota.
Javier A. Lorente, DNI 17.546.558, abogado y profesor universitario, especialista en derecho concursal.