Todos recordamos el fenómeno que fue “Dark” en su momento, allá por 2017. No era común que una serie producida (y hablada) en alemán se llevara todas las vistas en Netflix, ni que fuera trending topic en Twitter. Y menos común era incluso que una serie se arriesgara a ser, más que un entretenimiento de masas, un ejercicio mental.
Ejercicio desafiante e incluso exasperante, que llevó a que muchos armaran mapas conceptuales para trazar las ideas y vueltas de una historia que hacía colapsar la idea del tiempo y del espacio. Porque “Dark” no era una simple serie de viajes en el tiempo: iba más allá.
Era la ambición de Baran bo Odar y Jantje Friese, quienes a raíz del éxito pasaron a ser conocidos mundialmente como “los creadores de ‘Dark’” y gozaron desde entonces de la simpatía no solo de los espectadores, sino de los ejecutivos. De hecho, firmaron para más proyectos con la gran N, quien le dio más presupuesto y total confianza para su próxima idea: “1899″, cuya primera temporada estrena mañana jueves 17 de noviembre en ese servicio de streaming. Por fin terminó la espera.
La serie, que tiene ocho episodios de más o menos una hora de duración cada uno, trae una avalancha de expectativa por parte de los usuarios, quienes esperan ver (al menos) algo parecido a “Dark”. Desde que se anunció y comenzó la preproducción, cierto halo de misterio la rodea: ¿Qué están tramando acaso Odar y Friese? Se preguntan todos.
A continuación, algunas claves antes de empezar a verla, y sin spoilers.
1- Misterio en alta mar
Nos vamos al año del título, un período en el que había grandes movimientos migratorios en el mundo, sobre todo desde Europa a América. El barco Kerberos zarpa de Londres en dirección a Nueva York, con unos 1500 tripulantes de todas partes del mundo. Todos buscan el “sueño americano” y, pese a hablar distintos idiomas y no entenderse entre sí, parecen tener algo en común: dejaron el Viejo Continente huyendo de algo.
En un momento, el Kerberos recibe un mensaje de socorro del navío Prometheus, que desapareció hace meses sin dejar rastros. El capitán decide acatar el llamado y desviarse con el fin de encontrarlo. Todo indica que se arrepentirá.
Pero la historia, que había comenzado con una oscura atmósfera de misterio, ahora empieza a alterarse por hechos que no tienen explicación. Cuando alguno de ellos parece tenerla, se abren nuevas preguntas que impulsan la tensión del espectador. Las hipótesis que uno va construyendo se van derribando, aumentando la intriga.
Cabe aclarar que, aunque haya sido promocionada como una serie de terror, los hechos sobrenaturales que ocurren la llevan al terreno de la ciencia ficción, tal como ocurría en “Dark”. Sin embargo, aunque sean firmadas por los mismos creadores, ambas series vienen de universos distintos.
2- No es “Dark”
Todos los críticos han coincidido y enfatizado las diferencias que el espectador encontrará entre “1899″ y la primera serie de Odar y Friese. Algunos la relacionan con “Lost” (2004-2010), otros con “The Terror” (2018-2019) y algunos incluso reconocen algún influjo de alguna película pochoclera como “El barco fantasma” (2002).
“1899″, de hecho, probablemente se encuentre en la intersección de todos esos títulos precedentes y signifique, al igual que “Dark”, una cristalización de los múltiples gustos de los showrunners. Alguien recordará, por ejemplo, que a “Dark” se la acusó de parecerse demasiado, al menos en el puntapié inicial, a “Stranger Things” (ambas empiezan con niños desaparecidos en pequeños pueblos).
3- Muchas voces
El hecho de plantear una serie de época no le quitó al tándem creador el empeño de hacer algo que resuene en la actualidad. Y el multiculturalismo que alberga el Kerberos recuerda, según han dicho expresamente, que Europa es una región en la que siempre ha habido personas de diversos orígenes.
Esa suerte de torre de Babel que cruza el Atlántico propicia que la serie se plantee como un relato coral y que se deslicen todo el tiempo puntas narrativas.
En el centro de la escena está Maura Franklin (Emily Beecham), una extraña mujer sobre la que circulan rumores en el barco. Pero también hay pasajeros de Polonia, Francia, Alemania, Inglaterra, una geisha japonesa con su dama de compañía y, entre los españoles, el actor valenciano Miguel Bernardeau, a quien hemos visto en la serie “Elite”.
4-Más presupuesto
No es que “Dark” haya sido una serie modesta, porque tuvo la complicación de pensar un diseño de producción para cada época del rompecabezas. Sin embargo, “1899″ sube un poco más la apuesta.
Se apeló, como ya decíamos, a un elenco internacional que pudiera mostrar bien el caos lingüístico que se vivía dentro de los barcos de inmigrantes. Además de los nombrados, los espectadores se alegrarán de reconocer a Andreas Pietschmann, quien interpretó al Jonas adulto, en el papel del taciturno, alcohólico y errático capitán. También están el inglés Aneurin Barnard (”Dunkirk”), el danés Lynggaard Tønnesen (“The Rain”), la francesa Mathilde Ollivier, la inglesa Rosalie Craig, el polaco Maciej Musial y el belga Jonas Bloquet. Y hay más personajes, por supuesto.
Otro aspecto que confirma la ambición del proyecto es el que tiene que ver con los efectos visuales. De hecho, casi no se filmó en escenarios reales. Las imponentes tomas de alta mar fueron generadas de forma digital por un potente motor de videojuegos, que recreó escenarios virtuales y permitieron acotar un presupuesto que, de otra manera, habría sido todavía mayor.
Rachel Eggebeen, Directora de contenidos originales de Netflix, dijo antes de que se filmara la serie: “Estamos muy felices por haber podido ayudar a Jantje y Bo a encontrar la solución perfecta para su visión creativa de ‘1899′. La infraestructura del set de rodaje virtual creará nuevas oportunidades, y estamos plenamente comprometidos a llevar estos avances tecnológicos a toda la industria del entretenimiento alemana”.
