El 12 de marzo de 2008 no fue un día más. Esa mañana fallecía Jorge Guinzburg, uno de los humoristas más importantes de la Argentina. El recuerdo a su gran trayectoria y el legado imborrable que dejó siguen presentes.
Oriundo del barrio porteño de Flores, Guinzburg terminó la escuela secundaria en 1966 con su amigo de toda la vida, Carlos Abreyava. Un año después iniciaron juntos la carrera de Derecho que abandonó tiempo después.
En ese momento, Jorge se inscribió en el Profesorado de Arte Dramático mientras trabajaba como taxista.
Fue en 1973 cuando su nombre empezó a conocerse porque junto a Abrevaya ingresaron a trabajar en Satiricón. Años más tarde llegaría “La Noticia Rebelde” (ATC) con la conducción de Raúl Becerra, Adolfo Castelo, Guinzburg y Abrevaya. Se trató de un programa que “nadie quería poner al aire” y terminó revolucionando la pantalla chica.
Desde entonces, siguieron los éxitos con ciclos como “La Biblia y el calefón”, que reunió a Charly García, Joaquín Sabina, Graciela Alfano y Diego Maradona. “Peor es nada” (junto al Negro Fontova), “Tres tristes tigres” (con Midachi) o “Mañanas informales”, que lo catapultaron a una merecida fama.
Ya consagrado, Guinzburg le hizo un guiño al teatro, sobre el escenario y en bambalinas, con obras coproducidas con Daniel Comba.
En 2007 recrudeció su enfermedad pulmonar crónica y tuvo que ausentarse de la conducción de “Mañanas informales”. Sin embargo, volvió a ponerse al frente del ciclo de Canal 13 pero la enfermedad ya no tenía vuelta atrás.
Al regreso apenas si pudo grabar un par de programas de “La Biblia”. El último, el 14 de febrero de 2008, con Sebastián Wainraich, Mónica Ayos, Mercedes Morán y Enrique Pinti, como invitados.
El jueves 6 de marzo, Guinzburg tuvo que ser internado en la clínica Mater Dei y ya necesitaba asistencia respiratoria permanente. El miércoles 12, a las 10.30 de la mañana, se confirmó su deceso.