En los últimos años, el término “adaptógenos” ha ganado popularidad, tanto en el ámbito de la salud como en la nutrición ya que son compuestos, conocidos por su capacidad para ayudar al cuerpo a sobreponerse al estrés y volver a un estado de equilibrio mediante la asimilación de los diferentes compuestos que el cuerpo metaboliza al ingerir cierto tipo de plantas, hierbas, hongos y especias, como la ashwagandha, el ginseng, la rhodiola, el tulsi (albahaca santa), la cúrcuma, el jengibre, la albahaca morada, el aceite de semilla de hemp y la lavanda blanca, entre muchos otros.
La historia y aplicaciones son tan variadas como fascinantes, abarcando desde mejoras en el rendimiento deportivo hasta la regulación de procesos fisiológicos complejos. El uso de los adaptógenos es muy seguro y las investigaciones han demostrado que no son tóxicos y no muestran efectos secundarios o contraindicaciones importantes.
Cuál es su orígen
El concepto de adaptógenos se remonta a la década de 1940 en la Unión Soviética. Los científicos de esa época estaban buscando métodos para mejorar la respuesta al estrés sin recurrir a drogas. “El término se acuñó en 1945 mientras se buscaban alimentos o suplementos que pudieran mejorar la respuesta al estrés”, explica Ramiro Pérez Juez, cultivador de reishi, melena de león y cordyceps para la fabricación de tinturas madre. Inicialmente, estos estudios se enfocaron en el rendimiento deportivo. Pronto los médicos cubanos también adoptaron estos compuestos, siempre con la intención de encontrar soluciones naturales que no implicaran dopaje.
Con el tiempo, el significado de adaptógenos se ha ampliado considerablemente. No solo se habla de adaptógenos en términos de respuesta al estrés, sino también como componentes que pueden ayudar al cuerpo a regular los niveles de ansiedad, depresión, azúcar, colesterol, entre otros. “Hoy en día se le está dando otros significados más amplios, se habla de adaptógenos a los componentes de origen vegetal o fúngico que ayudan al cuerpo a subir las defensas, regular los niveles de ansiedad o depresión, regular los niveles de azúcar o de colesterol. Además, ciertos hongos adaptógenos parecen interactuar inteligentemente con el organismo, ofreciendo efectos según las necesidades de uno”, explica Pérez Juez.
Cuáles son los más usados
Entre los adaptógenos más utilizados y estudiados se encuentran el melena de león, el reishi y el cordyceps.
-Melena de León
El hongo melena de león (Hericium erinaceus) es conocido por sus beneficios sobre el eje intestino-cerebro. Este hongo no solo ayuda a regular la serotonina y el cortisol, sino que también promueve la regeneración neuronal y la salud digestiva. Según los expertos, “el melena de león nos ayuda a generar una sustancia que acelera nuestra natural regeneración de neuronas” y “trabaja muy bien a nivel digestivo, regenerando tejidos dañados del intestino”, asegura Ramiro Perez Juez . Además, se ha utilizado en el tratamiento de condiciones como el colon irritable y en la regulación de la bacteria Helicobacter pylori.
-Reishi
El reishi (Ganoderma lucidum) es otro hongo adaptógeno prominente, conocido por sus propiedades inmunomoduladoras. Este hongo ayuda a equilibrar el sistema inmunológico, evitando que se ataque a sí mismo en casos de enfermedades autoinmunes, y fortaleciendo las defensas en individuos sanos. “El reishi funciona como inmunomodulador, ayudando al sistema a no atacarse a sí mismo y mejorando la respuesta al estrés y la ansiedad”, sostiene. Además, su capacidad para relajar el sistema nervioso central puede mejorar la calidad del sueño.
-Cordyceps
El cordyceps (Cordyceps sinensis) es particularmente famoso por su impacto en el rendimiento deportivo y la energía general. Este hongo ha sido objeto de numerosos estudios debido a su capacidad para aumentar la oxigenación en sangre y acelerar la recuperación muscular. Un hito notable en su popularización fue su uso por atletas chinos en unas olimpiadas, donde se debatió si su consumo constituía dopaje. Como relata una Pérez Juez, “el cordyceps ayuda a retener mayor oxígeno en sangre y acceder más rápido al glucógeno, aumentando la capacidad aeróbica entre un 50 y un 100%” .
Cómo funcionan
La eficacia de los adaptógenos se debe en gran parte a sus componentes activos y a la forma en que interactúan con el cuerpo. Por ejemplo, el ácido cordicépico en el cordyceps y los betaglucanos en el reishi son compuestos clave que han mostrado efectos positivos en estudios clínicos. Además, los adaptógenos tienen la capacidad única de adaptarse a las necesidades específicas del organismo. Esto significa que pueden regular, en lugar de simplemente suprimir o aumentar, ciertos procesos fisiológicos. Un ejemplo destacado es la capacidad de algunos adaptógenos para regular los niveles de azúcar y colesterol sin causar desequilibrios en personas con niveles normales.
Consumo y dosificación
Los adaptógenos se pueden consumir de diversas formas, incluyendo en su estado natural, en tinturas, cápsulas y extractos. Cada método de consumo tiene sus ventajas. “Las tinturas, por ejemplo, son formas concentradas que pueden ser más biodisponibles, es decir, más fáciles de asimilar por el cuerpo porque, aunque tiene menos compuesto activo, si se consume de la forma correcta es más fácil asimilarlo”, asegura.
También se puede consumir entero, o en cápsulas, “en este caso es más rico en la estructura del hongo, que es muy buena para el sistema inmunológico, porque funcionan como prebióticos, estimulando la generación de bacterias deseables de nuestra microbiota. Pero nuestro aparato digestivo no siempre está con la misma capacidad de absorción, por lo que muchas veces, al consumirlo así se pierden propiedades que el cuerpo no alcanza a absorber”.
Contraindicaciones y precauciones
A pesar de sus numerosos beneficios, es importante consumir adaptógenos con precaución. Aunque generalmente son seguros, es aconsejable no consumir ciertos adaptógenos como el cordyceps en la noche, ya que pueden ser vigorizantes y dificultar el sueño. Además, aunque no tienen contraindicaciones graves, siempre es recomendable hacer pausas en su consumo para evaluar cómo responde el cuerpo a largo plazo.
Estudios y evidencia científica
El interés científico en los adaptógenos ha llevado a numerosos estudios que respaldan sus efectos beneficiosos. Investigaciones han mostrado que compuestos como el cordyceps pueden mejorar significativamente la función pulmonar y reducir la fatiga. Asimismo, se están llevando a cabo estudios sobre cómo estos hongos pueden influir en la fertilidad, el conteo de espermatozoides y la función sexual.
Un aspecto particularmente interesante es que “los adaptógenos tienen un efecto antiinflamatorio y antioxidante, ayudando a proteger las células del envejecimiento y el daño”, sostiene el especialista. Esta propiedad es especialmente valiosa en un mundo donde el estrés oxidativo y la inflamación crónica son problemas comunes.
Los adaptógenos representan una fascinante intersección entre la medicina tradicional y la ciencia moderna.. Con una creciente base de evidencia científica y una amplia gama de aplicaciones, los adaptógenos están destinados a jugar un papel cada vez más importante en el bienestar holístico. Como con cualquier suplemento, es esencial usarlos de manera informada y con la guía de profesionales de la salud para maximizar sus beneficios y minimizar riesgos.