El ambiente cultural mendocino no sale de su tristeza: cuando se conoció el fallecimiento del músico Fernando Ballesteros, en la noche del jueves, el desconsuelo inundó sus redes sociales, con cientos de mensajes de amigos, colegas y conocidos que le profesaron siempre absoluta admiración.
Tal sentimiento se debe a su larga trayectoria como cantante lírico, compositor, gestor y director de coros. Fue Licenciado en Canto y el primer Tenor egresado en 1989 de la Facultad de Artes y Diseño de la UNCuyo, de la que también dirigió el Coro de Cámara.
“Con gran dolor y tristeza, lamentamos informar que nuestro querido Fernando Ballesteros ha fallecido en la tarde del día de hoy en la calma de su hogar”, informaron a través de sus redes sociales. “Permanecerá eternamente en nuestra memoria”, expresó el comunicado, finalizando con un conmovedor: “1952 - infinito”.
Un breve repaso por su vida profesional: Ballesteros estudió canto y piano con Emilio Alessio, Norberto Carmona, Fenicia de Cangemi y Delia Rigal en Nueva York; Composición con Nicolás Alfredo Alessio y Carlos Washington Barraquero; Didáctica de la Música en la Escuela de Artes de la Universidad Nacional de Córdoba, con Virgilio Tosco; Canto Gregoriano con el Padre Andrés Petrich y Dirección Coral con Herbert Diehl, Mario Perini y Carlos Washington Barraquero.
“Siento como que he cumplido una etapa feliz”, nos decía en 2016, cuando se retiró. “A parte de los logros personales, siento que he podido enseñar. Nunca me he podido quedar quieto. Siento que soy un músico amplio”. Tres amigos lo recuerdan así:
Oscar Puebla (Músico y docente):
Lo conocí a Fernando a mediados de los ‘90 en la facultad donde estudiaba guitarra. Y me invitó a tocar por ejemplo con un cuarteto vocal que tenía. Oportunidades que eran importantes, porque él era un referente en ese momento. Luego fuimos cultivando una amistad intensa y él siempre muy empático y atento a mi trabajo. Hemos compartido escenarios en festivales de jazz, de tango, música clásica, por ese amplio panorama que abarcaba de manera magistral. Y dentro de su actividad artística destacó como un tenor increíble, con la capacidad de poder acompañarse con el piano, que es atípico. Además de la cantidad de géneros que cantaba y tocaba, desde folclore, tango y más. Y fue parte de ensambles de jazz, coros y algo que fue trascendente: su faceta como docente, querido por sus estudiantes y colegas en la Facultad de Música.
Mercedes Fernández (escritora y periodista):
Por suerte Fernando es parte de nuestra cultura identitaria. Hemos crecido entendiendo la tarea de lo que significa el arte en la identidad cultural. Él estuvo siempre presente en todo encuentro de amigos artistas. Y nos hizo entender que la música era el lenguaje con el que se hacía entender y lograba la empatía. No solo era un virtuoso con su voz y teclado, sino que nos hizo entender la buena música. La música clásica, contemporánea, de los grandes compositores. Y lo hacía con esa fluidez que lo caracterizaba. Fue parte de nuestro colectivo y esa bohemia que estuvo en una época. Nos queda la evocación, y la muerte no existe si existe la memoria. El verdadero artista es el que nos deja esa posibilidad. Después de mucho pelearle a una enfermedad se fue, pero nos deja la sonrisa, el aplauso, el recuerdo y la posibilidad de saberlo.
Alejandro Scarpetta (director del Coro de la Legislatura de Mendoza):
Cuando le entregaron la distinción sanmartiniana estaba con ese fervor por la vida que lo caracterizó. Hasta hace poco le escribí y estábamos en contacto, optimista a pesar de la enfermedad que padecía. Fue un músico que buscó la armonía en todos los aspectos de su vida, buscó ser puente en todas las estructuras humanas, ideológicas. Tenía una postura de mucha empatía con todos, un hombre muy solidario que hacía cosas con la música sin interés alguno. Hicimos una gira a Ecuador con los Niños Cantores de Mendoza y él hizo la puesta en escena de la ópera, porque era el preparador vocal del coro. También dirigió el concierto final de los 30 años de Cantapueblo en 2018. Buscaba siempre la conciliación humana y lo hacía a través del humor, era muy analista. Creo que su música va a permanecer, compuso cantatas, la Misa Paisana, entre otras. Y la cultura de Mendoza pierde a un exponente.