Inabarcable, es el término con que podría catalogarse la obra de Andy Warhol, un artista tan indefinible como polémico, amado y criticado por igual debido a su entusiasmo por la cultura del consumismo y la mercantilización del arte. Amigo de celebrities, hombre de negocios, artista plástico, cineasta, escritor, empresario, diseñador, productor musical, escultor, productor televisivo (también conductor), performista, dramaturgo y actor. También era, contra toda posibilidad, profundamente religioso e iba a misa casi a diario, por lo mismo, oficiaba de voluntario en albergues para personas sin hogar, sobre todo durante el crudo invierno neoyorkino. Pero por sobre todas las cosas, Warhol fue un artista que no se permitió la imprudencia del límite autoimpuesto para satisfacer los estándares artísticos de la época. Los tiempos que vivió también colaboraron para que se convirtiera en el referente iniciático del Pop Art, -una corriente igualmente discutida- y autor de un millar de creaciones al límite entre lo transitorio y la eternidad. Sus “capsulas del tiempo” y su frase “En el futuro todo el mundo será famoso durante 15 minutos”, dan cuenta de ello.
Andrew Warhola nació un día como hoy de 1928, en Pittsburgh, Pennsylvania, hijo un matrimonio de inmigrantes eslovacos que llegaron a Estados Unidos para trabajar en minas de carbón.
Durante sus primeros años de vida, Andy padeció la enfermedad conocida popularmente como el Baile de San Vito, una enfermedad degenerativa del sistema nervioso que provoca movimientos involuntarios en todo el cuerpo y que le acarreó, con el tiempo, una fobia a los médicos y los hospitales.
Pasó buena parte de su infancia postrado en una cama donde dibujaba, oía la radio y coleccionaba imágenes de estrellas de cine. Más tarde, definió esta etapa como muy importante en el desarrollo posterior de su personalidad, sus habilidades y sus gustos.
Decidió estudiar Arte comercial en la actual Carnegie Mellon University (Pittsburgh). En 1949 se trasladó a Nueva York para iniciar una carrera como ilustrador de revistas y publicista. Durante los años 1950 ganó cierta reputación gracias a sus ilustraciones para un anuncio de zapatos. Dibujos a tinta, bastante sueltos y emborronados que fueron expuestos en la galería Bodley de Nueva York. Con esta pequeña cuota de fama, logró ingresar a RCA como artista freelance para trabajar en el diseño de portadas de discos, cartelería y material promocional.
Su primera exposición individual fue en la galería californiana Ferusel. Era el 9 de julio de 1962 y marcó el debut del movimiento pop art en la costa oeste. Cuatro meses más tarde, entre el 6 y el 24 de noviembre, inauguró su primera exposición en Nueva York. Exactamente en la galería Stable, propiedad de Eleanor Ward. Allí incluyó el Díptico de Marilyn, Latas de sopa Campbell, 100 botellas de cola y 100 billetes de dólar.
En esa época empezó a pintar sus famosos dibujos de la sopa Campbell y de las botellas de Coca-Cola, a los que consideraba tan iconos estadounidenses como Marilyn Monroe o Elizabeth Taylor. También fundó su estudio The Factory, por donde pasaron artistas, escritores, modelos, músicos y celebrities underground del momento.
Sus quince mintuos de fama habían comenzado y no se extinguieron ni siquiera con su muerte, en 1987.
La Marilyn de Warhol
Cuatro meses después de la repentina muerte de Marilyn Monroe, Andy Warhol presentó la obra que esta semana se convirtió en la más cara del siglo XX. Inspirado por una fotografía promocional de la película Niágara (1953), Warhol comenzó una serie de serigrafías usando una imagen de la recién fallecida actriz con el objetivo de congelar en el tiempo la imagen que simbolizaba la personificación del encanto y el glamour, no como símbolo estereotipado de belleza sino, justamente, como una crítica cruda y violenta acerca de lo que ello implicaba.
La obra de Warhol se convirtió en ícono, tal como su musa. Shot Sage Blue Marilyn, subastada esta semana en la casa Christie´s de Nueva York, alcanzó la cifra de 195,04 millones de dólares, un récord impensado hasta este momento. “Esta obra encapsula optimismo, fragilidad, celebridad e iconografía, todo a la vez. Marilyn de Warhol es categóricamente una de las mejores pinturas de todos los tiempos”, declaro Alex Rotter, director del departamento de arte de los siglos XX y XXI de Christie’s.
La excentricidad del pop art
Durante los años 60, los críticos de arte sentían bastante incomodidad con la presencia de Warhol y sobre todo con el entusiarmo que el artista manifestaba por la cultura del consumismo. Un evento crucial fue la exhibición The American Supermarket, una muestra celebrada en 1964 en la galería Paul Bianchinni, en el Upper East Side de Manhattan. La exposición estaba organizada como el típico pequeño supermercado estadounidense, aunque los productos exhibidos (conservas, carne o pósteres) eran obra de prominentes artistas del pop: Mary Inman, Robert Watts o el controvertido Billy Apple. La contribución de Andy Warhol fue una pintura de una lata de sopa Campbell, valorada en 1.500 dólares. Lo curioso es que la lata tan solo costaba 6 dólares. La exposición fue uno de los primeros actos públicos en los que se confrontó al público con el pop art y pero también en la que los movimientos vanguardistas clásicos debieron dividir aguas entre lo que se considera arte y lo que no.
Para esa época, Warhol ya acarreaba un considerable grupo de excéntricos y bohemios hacia su bunker privado: The Factory. Allí se producían todo tipo de hechos artísticos, desde edición de sonido, películas y libros, hasta happenings y “capsulas del tiempo”, cajas de cartón en las que Warhol guardaba cosas cotidianas, perfectamente embaladas y etiquetadas, con la idea de ser descubiertas en el futuro.
En 1965 conoció al grupo de música The Velvet Underground, liderado por Lou Reed y no tardó en convertirse en el manager de la banda, aunque después del lanzamiento de un disco, y por diferencias irreconciliables, en 1967 Warhol dejó el grupo.
Decadencia y resurgimiento
El 3 de junio de 1968, la escritora Valerie Solanas disparó contra Warhol el crítico de arte Mario Amaya en la entrada al estudio. Warhol recibió tres disparos, dos de los cuales lo dejaron muy grave, aunque el atentado quedó bastante desdibujado en los medios debido al asesinato, tres días después, de Bobby Kennedy, hermano menor del asesinado John F. Kennedy.
Durante la década del ‘70 Warhol pasaba la mayor parte de su tiempo rondando a nuevas estrellas y personajes famosos para proponerles un retrato. La lista incluía a Mick Jagger, Liza Minnelli, John Lennon, Diana Ross, Brigitte Bardot y Michael Jackson. El famoso retrato del líder comunista chino Mao Zedong es de esta época (1973). También fundó la revista Interview, y publicó “La filosofía de Andy Warhol” (1975).
En 1979 recibió duras criticas por sus retratos de celebridades por ser consideradas superficiales, comerciales y carente de profundidad. Sin embargo, durante la década siguiente, un cambio de perspectiva provocó que los críticos tomaran la superficilidad y comercialidad de sus obras como “uno de los reflejos más brillantes de nuestra época”, elevando producción de Warhol a la catergoría de “genialidad”.
En 1983 hace el retrato del cantante español Miguel Bosé para la portada del disco Made In Spain. Ese año visita Madrid, donde es recibido con entusiasmo por Almodóvar, Fabio McNamara y otras personalidades de la cultura y la vida social madrileña.
Cinco años más tarde, el 22 de febrero, Warhol moría dormido como consecuencia de una arritmia post-operatoria luego de una cirugía de vesícula, en el Hospital Central de New York. Su testamento legaba la mayor parte de su propiedad a miembros de su familia, sin embargo tenía tantas posesiones que Sotheby’s necesitó nueve días para subastar sus bienes tras su muerte, y la suma total excedía los 20 millones de dólares. Su riqueza total era aún mayor, debido principalmente a sabias inversiones realizadas a lo largo de su vida.