Desde que se estrenó la primera película de la saga “El Conjuro”, todo el mundo conoció a una famosa pareja que adora lo espeluznante y maldito. Se trata de Ed y Lorraine Warren, quienes son de los demonólogos más interesantes del mundo entero.
En la saga de películas de terror fueron encarnados por Vera Farmiga y Patrick Wilson y sus rostros se hicieron más conocidos en el mundo, al igual que los casos que trataron. La pareja se conoció en un teatro de la ciudad Bridgeport y nada nunca los separó, incluso su trabajo tan particular.
Con el correr del tiempo se destacaron en el globo por tratar importantes casos de posesiones y exorcismos que luego fueron usados como base para crear una saga de películas que actualmente son de las más reconocidas en el género del terror.
El terrorífico museo de los Warren
Ahora si, una vida juntos y muchas experiencias paranormales no es lo único que lograron. Su trabajo fue tan particular que quisieron guardarlo en un sótano que luego se convirtió en el famoso Museo de lo Oculto de los Warren.
Este fantástico lugar está ubicado en la ciudad de Monroe, Connecticut, Estados Unidos. Dentro de él se cuentan las historias más macabras sobre hechos ocurridos en la realidad y hay un centenar de objetos que en algún momento propagaron el mal.
Numerosos objetos asociados con relatos de posesiones demoníacas y presencias malignas fueron adquiridos por los cónyuges Warren para su museo de lo Oculto. Su propósito consistía en salvaguardar estos elementos de cualquier interacción que pudiera haber resultado perjudicial.
Se dice que durante toda la carrera que compartieron, los Warren investigaron alrededor de 4.000 casos sobrenaturales hasta el año 2019. De estos casos surgieron muchos de los objetos que se encuentran en el museo.
Entre esos productos terroríficos se encuentran: el espejo de la plantación Myrtles, el cual albergó los espíritus de Sasra Woodruff y sus hijos tras morir envenenados en su propia casa; el muñeco Shadow, que perteneció a un niño que aseguraba que quería matar a su familia; el vestido de la novia, perteneciente a Anna Baker quien murió minutos antes de casarse y dejó su espíritu en la prenda que luego se movía solo.