Es difícil encontrar hombres en la vida de Máxima Zorreguieta que no sea el rey Guillermo, padre de sus tres hijas. No obstante, muchos la han acompañado, sobre todo en su paso por Argentina.
Uno de ellos es el famoso diseñador Benito Fernández, de 64 años, que vive este 2024 con un condimento muy especial. “Es un año bisagra en mi vida”, afirma en tono reflexivo.
Es que Benito viene de superar una dura internación por un tratamiento antidepresivo, dio a conocer su última colección en un desfile acompañado por sus históricas musas, está por lanzar una cápsula con una marca deportiva y en septiembre tuvo su debut en el Cantando 2024.
La ayuda de Máxima Zorreguieta a Benito Fernández
Contando sobre su mal momento personal contó que Máxima le dio su apoyo. “¿Alguien que no te esperabas y te brindó su apoyo?”, preguntó un periodista a Benito Fernández quién sorprendió al responder: “me mandó un mensaje. Se enteró ahora, cuando vino a Argentina por el cumpleaños 80 de la madre, y decidió ponerse en contacto conmigo. Me dijo que me deseaba lo mejor”.
“Fue un mensaje súper cálido. Es increíble que se haya tomado el tiempo para mandarme un WhatsApp. Ahí te das cuenta de lo que vale la gente, de su educación. Más allá de si se pone o no un vestido mío, que se haya tomado un rato para pensar en mí fue súper importante tras ese bravo momento que pasé”.
“¿Cómo era Máxima en esos primeros contactos que tuviste hace veinte años?”, indagó a continuación el entrevistador. “Era y sigue siendo la mujer que me gusta a mí: trabajadora, amante de la moda sustentable, una mujer que atiende a su familia... De todo. Más allá de su belleza, me engancha lo que lucha por los derechos de las mujeres”.
“Martín Zorreguieta se casaba y me llamó para que vistiera a Mariana Andres, quien era su pareja, y a cinco amigas. A Máxima le gustó como las vestí a todas, y un día llamó a mi teléfono: “Soy Máxima Zorreguieta” y tocó el timbre de mi estudio. Estaba en la entrada, y directamente la atendí”, comenzó narrando.
Sorprendido, Benito reflexionó sobre la humanidad de la reina Máxima: “Uno piensa que caería con secretarias y custodias, pero subió los dos pisos y se quedó esperando que terminara de atender a una clienta para una fiesta de 15 años. En ese momento le empecé a hacer los primeros vestidos para una gira por Latinoamérica”, rememoró al relatar cómo fue que conoció a la actual reina consorte de los Países Bajos.