La última producción de James Cameron, “Avatar: El camino del agua” es la más cara de la historia del cine, como lo fueron casi todas las películas de este director, aunque todavía las salas no recuperaron el caudal popular que tenían antes de la pandemia. La secuela busca además la hazaña casi imposible de convertirse en una de las películas más taquilleras de la historia.
Esta aspiración no es nueva para Cameron. Anteriormente “Avatar”, fue la más taquillera desplazando a “Titanic”, también de Cameron. Y antes, “Terminator”y “Alien” también obtuvieron esa cucarda, aunque ninguna logró los 11 premios Oscar (Titanic) con los que Cameron se autoproclamó el rey del mundo.
Él mismo reconoce que esta franquicia (que, advierte, puede tener cinco secuelas más) es su intento de replicar lo que hizo Tolkien con El señor de los anillos en la literatura. De hecho, la tercera parte ya está en postproducción, porque fue filmada (al igual que hizo Peter Jackson con “Las dos torres” y “El retorno del rey”) en simultáneo con la segunda, que está en cines.
Según trascendió, esta tercera parte que se estrenaría en 2024, tiene nada menos que 9 horas, sobre las que ya están trabajando los especialistas en efectos especiales. Por supuesto, luego se seleccionarán las escenas que finalmente lleguen al cine. Pero tratándose de Cameron, no se puede esperar menos de tres horas de película.
Acusan a Avatar de racista
Un grupo de nativos norteamericanos llamaron a boicotear esta segunda parte, alegando que representa estereotipos de las culturas aborígenes para satisfacer la fantasía del “hombre blanco salvador”.
“Europa equivale a la Tierra. Los nativos del continente americano son los Na’vi. No intento ser sutil. Avatar es ciencia ficción que cuenta la historia del norte y sur americano durante la colonización”, dijo Cameron en una entrevista, y no miente.
Los nuevos Na’vi, expertos en la navegación y llenos de tatuajes, parecen inspirados en las etnias polisénicas de Oceanía, los maoríes. Viven en fraternidad con una raza de ballenas gigantes, los tulkun, que son perseguidas por un villano con acento australiano que se dedica a cazar a los cetáceos.
En Los Ángeles, una de las conductoras del movimiento de Orgullo Indígena, Yuè Begay, pidió boicotear la película acusándola de racista. “Cameron es culpable por favorecer a personas no indígenas para interpretar a una raza alienígena basada en culturas de las que se apropió. Es una caricatura racista que mezcla culturas de manera indiscriminada”, afirmaba la denunciante.
En una antigua declaración, Cameron aseguraba que: “No puedo evitar pensar que, si la comunidad Lakota Sioux hubiera visto el futuro, si hubieran visto a sus descendientes entre las tasas de suicidio más altas de la nación porque no tienen esperanza y son parte de una sociedad sin salida, hubieran peleado con más fuerza. Eso fue lo que me motivó para escribir Avatar”.
En “Avatar”, como en “Danza con Lobos”, “El último samurai” o “Pocahontas”, por mencionar algunas, es el conocimiento del hombre blanco ilustrado lo que permite a los nativos organizarse para derrotar a un enemigo más avanzado tecnológicamente.
En “El camino del agua” aparece otro concepto: el del colonizador imperialista que también adquiere los rasgos de los nativos y decide combatirlos usando sus propios recursos naturales.
En Argentina, la película continúa al frente de las preferencias del público, con 150.553 tickets vendidos, mientras que en el mundo ya recaudó más de 850 millones de dólares a diez días de su estreno.