Desde este miércoles, Netflix pone a disposición la serie “Beckham”, de tono documental, en la que el director Fisher Stevens -ganador de un Oscar por “The cove”- repasa los hitos deportivos desde un pequeño David rechazado por el FC Barcelona, hasta la gran figura deportiva internacional cuyos visos de modelo lo llevaron a facturar más por modelar que por jugar. La miniserie explora la vida del ex futbolista y actual dirigente de la liga de Estados Unidos con imágenes inéditas.
Esa pequeña promesa deportiva
El futbolista británcio David Robert Joseph Beckham nació el 2 de mayo de 1975 en el barrio residencial londinense de Leytonstone, donde en 1969, se se habían trasladado desde Hoxton el matrimonio compuesto por el empleado de la compañía de gas y frustrado futbolista David Edward Ted Beckham y la peluquera Sandra West, quienes ya tenían una hija llamada Lynne (1972) y siete años después del nacimiento de David llegó Joanne (1982).
Pasión por el fútbol
Desde pequeño David recibió de su padre la pasión por el fútbol y el amor por los colores rojo bermellón de la camiseta del Manchester United. A los ocho años el joven Beckham empezó a jugar en el equipo del barrio, el Ridgeway Rovers, con el que marcó más de cien goles en tres temporadas.
Tres años más tarde su vida dio un giro radical tras ganar, en Old Trafford, el famoso concurso de habilidades futbolísticas. No sólo ganó el trofeo, cuyo premio era participar durante dos semanas en los entrenamientos con las promesas del F. C. Barcelona, sino que batió el récord de puntos del certamen. Aquel día, él y su padre se conjuraron -si no quedaba en el Barça- para regresar al mítico césped del Manchester United.
Aquellas alegrías e ilusiones se esfumaron rápido cuando la joven promesa no pasó la prueba en el F. C. Barcelona y tras ser rechazado en las pruebas efectuadas por dos equipos capitalinos de más renombre que el de su barrio: el Tottenham Hotspur y el Leyton Orient.
Tiempo de revancha
Aunque desilusionado, David no se rindió y jugó en el Leytonstone, al tiempo que perfeccionaba su técnica en la Essex School, sin saber que, tras el concurso, el Manchester United seguía sus pasos por orden del propio entrenador Alex Ferguson, quien el 1 de julio de 1991 lo fichó personalmente para las categorías inferiores.
En 1992 sus sueños empezaron a hacerse realidad junto a lo que luego sería el mejor equipo de juveniles del Manchester, ya que el grupo no sólo ganaba partidos sino que imprimió un nuevo estilo al fútbol británico.
Beckham debutó con el primer equipo el 23 de septiembre de 1992 en un partido de Copa contra el Brighton. A partir de aquel día entrenó con los mayores, pero no jugaba con ellos. Tuvo que esperar hasta la temporada 1994-1995, en la que marcó su primer gol el 7 de diciembre de 1994. Aquella temporada el Manchester fue subcampeón y Beckham jugó sólo cuatro partidos.
En 1995-1996 se afianzó y el 1 de septiembre de ese año debutó con la selección, con la que disputó más de cincuenta encuentros y de la que es capitán desde 1999.
En su palmarés figuran seis títulos de Liga, una Liga de Campeones y una Copa Intercontinental (1999) y dos Copas de Inglaterra (1996 y 1997), aparte de otros trofeos menores. Aunque nunca ganó un Balón de Oro, fue Jugador del Mes de la Liga y Jugador Joven del Año (1996), de nuevo Jugador Joven del Año y Sir Matt Busby (1997), Centrocampista Europeo del Año y Balón de Plata europeo por detrás de Rivaldo (1999), Mejor Deportista Británico del año y de nuevo Balón de Plata por detrás de Figo (2001) y Balón de Bronce tras Ronaldo y Zidane (2002). Por otra parte, en noviembre de 2003 fue nombrado caballero de la Orden del Imperio Británico.
El recuerdo más amargo
Un hecho ocurrido durante el mundial de Francia en 1998 lo marcó profundamente. En su trayectoria, el partido por los octavos de final ante la Selección argentina, fue un antes y un después. En ese encuentro se peleó con Diego Simeone y terminó expulsado por una agresión. Luego,
su equipo quedó eliminado por penales.
A partir de ahí, los ingleses le desearon lo peor. “Ojalá hubiera una pastilla que borrara ciertos recuerdos. Cometí un error estúpido. Me cambió la vida”, expresó mientras trataba de parar de llorar.
Y agregó: “Caminar por la calle y ver que la gente te mira de cierta manera, te escupe, te maltrata, se te acerca a la cara y te dice algunas de las cosas que te dijo, es difícil. No comía, no dormía. Era un desastre. No sabía qué hacer. No me lo puedo perdonar”.
El matrimonio con Victoria Adams
Su boda, en 1997, con la ex Spice Girl Victoria Adams multiplicó el atractivo del futbolista para las firmas comerciales y los medios de comunicación. Durante sus largos años en el Manchester, entre ficha e ingresos atípicos ganó un promedio de 15 millones de euros anuales.
Pero lo que realmente marcó el despegue de David Beckham como una estrella extra deportiva, idolatrada en medio mundo por su mezcla de atractivo físico y éxito profesional fue el matrimonio con la cantante. La pareja tuvo cuatro hijos: Brooklyn, Romeo, Cruz y Harper.
Se atribuye a Victoria la evolución de David como celebridad y estrella publicitaria, un fenómeno que vino impulsado por continuos cambios de imagen siguiendo estilos estéticos hasta entonces inusuales y arriesgados por salirse del gusto masculino tradicional. David empezó a lucir peinados con trenzas y crestas, aros y joyería, vestuario mayormente de marca (incluyendo prendas como el pareo), y llegó a pintarse las uñas al gusto punk. A lo largo de los últimos 15 años, Beckham ha tanteado estéticas muy dispares lo que lo llevó a convertirse en un negocio en el ámbito publicitario, donde llegó a facturar por trabajos publicitarios más que como deportista.
Beckham es un hombre pulcro y maniático. Está obsesionado con el orden, y en su casa se viste de manera que los colores de la ropa sintonicen con el color de la habitación en cuestión y con los muebles. Le apasionan los coches, sobre todo los Ferrari y los Bentley, y es un practicante un jugador consumado de golf y amante del cine.