El próximo viernes, 15 de septiembre, llega Cecilia Milone a Mendoza con Master Tango. Un espectáculo de tango que en su vida significa un renacer, un volver a las raíces. La cita es a las 21 hs en el Cine Teatro Plaza. Las entradas se pueden adquirir a través del sitio EntradaWeb o por la boletería del teatro.
Antes de su llegada a la provincia, Diario Los Andes habló con Milone, una mujer poderosa, que no concibe otra manera de trabajar que no sea desde el amor. Su relación con Pepe Cibrián y lo que le duele del ambiente artístico, al que considera voraz. Radiografía de una mujer que vivió, amó y no le vende su alma a nadie. Es dueña de su destino.
¿Cómo estás con esta visita a Mendoza?
Siempre encuentro una buena excusa para ir a Mendoza. He ido en con distintos espectáculos y hubo un tiempo en que iba muy seguido, y ahora, me parece bonito, lo simbólico de haber estado con Drácula el año pasado, ya ahora volver para presentar algo diferente y mío. Las expectativas son muchas porque se trata de un espectáculo en el que no voy contratada o dentro de un argumento. Hace como 20 años que no voy con un unipersonal a Mendoza, y que tampoco es un unipersonal porque cuento con dos parejas de baile, me refiero a ir con algo surgido de mí.
¿Y qué se siente hacer algo tan propio y personal, después de tantos años en un elenco como Drácula?
De algún modo, yo siento que reencontrarme con quién fui a los 22 años, con tanta fuerza, con tanta potencia como como supe tener, algo me pasó con este personaje, de recordar cómo yo podía generar proyectos sin necesidad de esperar a que me llamaran. Creo que eso fue una de las cosas que me hizo ser distinta dentro del medio, porque es un medio muy voraz y en el que es necesaria la autogestión. A partir de ver que terminaba Drácula en Mar del Plata, que Nito seguía por un mes más porque seguía contratado, estaba la excusa de quedarme y como estaba libre el Teatro Carreras, que le pertenece a él y a otros socios, se me ocurrió armar este Máster Tango que alguna vez había hecho para la modalidad de teatro en auto durante la pandemia.
La verdad es que Master Tango es un poco como ir al nacimiento, porque si bien yo inicié mi profesión con Drácula, me inicio en la vida musical dentro de mi habitación cantando tangos y boleros. Esos fueron los géneros que me iniciaron e hice este espectáculo como si fuera la clase de Master Tango que yo tomé en la vida, de eso se trata este espectáculo que, si bien tiene los clásicos de un género tan arraigado y particular como el tango, viene refrescado con una mirada de relato súper actual.
Vos recién la mencionaste, ¿la autogestión te deja respetar la esencia de quién sos?
Sí, definitivamente. Yo creo que me ha rescatado muchas veces. Los productores más tradicionales se ponen antipáticos cuando los artistas vamos por nuestros propios proyectos, pero me parece que es sumamente necesario. En la autogestión hay de volver a la raíz. Si bien yo no nací en una familia de artistas, fui adoptada por una familia de artistas, los Cibrián Campoy, y hay muchas cosas de mi aprendizaje de la vida, que rescato de mi familia, pero de mi aprendizaje profesional rescato de la de ellos. Era algo permanente escuchar que se generaban cosas, entonces creo que sí, que eso es una manera de mantener a salvo la parte creativa, la parte artística de uno.
¿Qué significa Pepe Cibrián en tu vida? Le dedicaste un posteo sumamente emotivo en la despedida de Drácula.
Pepe es un pilar, no sólo dentro de la profesión, sino que definitivamente está dentro de mi vida. Yo siempre tuve mucha necesidad de familia, de pertenecer a una familia. Cuando era chica murió una tía mía, muy joven, y eso desarmó un poco mi familia. Si bien Pepe significa la orientación profesional, hay muchas cosas que yo ya me confundo respecto de mi vida. Tengo hábitos que no sé si eran de mi mamá o que los adquirí de Pepe. Él es mucho más que un padre artístico.
Bueno, muchos creen que la sangre no hace a la familia, que, a veces, la familia son los más cercanos
Sí, definitivamente. Me pasó eso en esta última función de Drácula, me encontré sentada en la mesa con familia que fui descubriendo a partir de mis afectos, de mis amores, de mis amigos. De hehco, Nito estaba en Tucumán, y yo me encontré con mi familia de sostén, que son estos amigos de toda la vida.
Sos muy cariñosa con los tuyos, ¿no?
Sí, no encuentro otra manera de vivir. Yo creo que el amor es, a la vez, motor y combustible. Es lo que te empuja, pero a la vez lo que te alimenta. No entiendo mucho la vida de otra forma. Para los artistas que somos de vivo, de escenario, no entiendo que hay otra manera que no sea dando amor. Si me preguntas, al momento de hacer una función, si hay alguien que no quiera, no podría elegir una persona dentro de la platea, son todos seres amados. En ese momento hay una ceremonia que tiene que ver con eso, dar y recibir amor.
En esto del renacer, ¿qué le dirías a la Cecilia de hace poco más de 20 años?
Yo le pediría más de lo que le daría, porque si bien le aseguro que voy a seguir peleando por ella y por sus derechos como artista y como persona, le pediría su coraje, su fuerza porque, a veces, con la resignación de la lucha de la profesión, una se hace más débil. Yo soy una convencida que los golpes te debilitan más de lo que te fortalecen, uno se va poniendo cada vez más más frágil en el corazón.
¿Cuál ha sido el golpe que más te ha debilitado a vos?
Yo siento que, aunque hablemos y estemos muchísimo más empoderadas, si se quiere, todavía seguimos peleando las mujeres por muchas cosas y en este medio, que sigue siendo muy voraz, que se haya suavizado el acoso, no es que haya cambiado el sistema. De pronto, que te citen en una oficina, que sé que les pasa a amigas mías más jóvenes, te hablen de un personaje y después cuando te vas, vos decís “bueno, no gustó el personaje”, y lo que sucedió es que vos no sonreíste lo suficiente y no cruzaste las piernas cuando lo esperaban. Eso todavía sigue pasando, lamentablemente. Eso me decepciona, me cansa eso de que las mujeres cuando gritamos somos histéricas, pero cuando lo hace un varón es porque se plantó y puso un límite.
Volviendo a Master Tango, ¿con qué se ven a encontrar los mendocinos que vayan al Cine Teatro Plaza?
Es una obra para tangueros y para principiantes porque tiene eso. Tiene una manera de relato muy moderno y muy refrescada de cómo te encontrás con el tango. Es, un poco, lo que me pasó a mí siendo joven, cómo me encontré con un género que no me pertenecía por generación. En Master Tango hay emoción, humor, y hasta las coreografías tienen su propio relato. Es un espectáculo muy fácil de ver para el espectador. Es un espectáculo muy teatral, no es un recital, no es un show. Es un espectáculo.