“Elementos”, la nueva cinta animada de los estudios Disney-Pixar que llega el jueves a las salas, crea un universo narrativo y visual completamente nuevo, pero con las señas de emotividad de siempre. Cuenta la historia de una joven de fuego tironeada entre su tradición familiar y el tentador contacto con otras culturas, experiencias y relaciones.
“Creo que el multiculturalismo agrega riqueza al mundo”, planteó en entrevista con Télam el director de la cinta, Peter Sohn, que ideó la trama inspirado en sus propias experiencias de juventud como un neoyorquino del Bronx hijo de inmigrantes surcoreanos.
La charla transcurrió en el lujoso hotel Carlton de Cannes, ubicado en la bella La Croisette y a minutos a pie del Palacio de Festivales, que alberga la muestra cinematográfica anual más importante del mundo. Fue horas antes de que “Elementos” tuviera su premiere mundial como función de clausura de la edición 2023 del Festival.
Se trató de la cuarta película del estudio propiedad de The Walt Disney Company que tuvo el honor de ser seleccionada para la tradicional muestra cinéfila de la Riviera Francesa, tras “Up: Una aventura de altura”, “Intensa-Mente” y “Soul”, algo que quizás indique una inclinación de sus organizadores, ya que justamente estas dos últimas también eran protagonizadas por conceptos antropomorfizados, como las emociones o las almas. Ahora fue el turno de la naturaleza.
El animador y director, que previamente tuvo a su cargo uno de los títulos de Pixar que acaso hayan pasado más desapercibidos, “Un gran dinosaurio” (2015), aseguró que aunque no había intentado “convertirla en una película política”, sus vivencias con una identidad multicultural y el esfuerzo de sus padres como inmigrantes habían impulsado esta historia.
“Todavía hasta el día de hoy me emociono mucho pensando en lo difícil que fue para ellos. Y esa era la vía que estábamos tratando de tomar”, afirmó Sohn.
“Elementos” relata la historia de Ember, una joven de fuego que vive en la Ciudad Elemento, una metrópoli en la que su cultura convive, más o menos en armonía, con personas de agua, tierra y aire.
Hija de padres extranjeros, Ember creció con una personalidad dura, desconfiada hacia el resto de los elementos y con una ferocidad que le cuesta mantener a raya. Desde que tiene uso de razón, sabe que heredará el negocio de barrio que a su padre tanto le costó erigir y que es un pilar de la comunidad del distrito de fuego.
Sin embargo, cuando conoce a Wade, un divertido chico de agua del que comienza a enamorarse, las creencias que tiene sobre el mundo en que vive y su propia identidad empiezan a temblar.
Con una impactante factura visual que provocó que fuera uno de los proyectos de más largo aliento de Pixar, “Elementos” presenta un mundo nuevo pero no por eso extraño. Aunque propone un romance en el centro de la trama -algo inédito en los anteriores 26 largometrajes de la marca- su historia sobre vínculos sentimentales viejos y nuevos, la celebración con humor de la diversidad y la apuesta por tender puentes sobre las diferencias llevan el inconfundible sello emotivo de Pixar.
-Para esta película tenían un reto, que era no solo el de crear a un grupo de personajes, sino también crear todo un mundo nuevo para ellos.
-Con toda honestidad, pese a lo difícil que fue hacer la película, construir este mundo fue una de las cosas más divertidas que tuvimos en el proceso. La ruta para construir el mundo fue todo a través de nuestro personaje principal, de la joven mujer fuego, Ember. Pensamos: “ella es fuego, ¿qué le dificultaría más estar en la ciudad?”. Y fue muy fácil: “Oh, debe ser un mundo construido por agua”, con canales, cascadas y el agua del tren elevado por todas partes, eso le dificultaría las cosas.
Luego dijimos que si esta era una ciudad como cualquier ciudad importante, algunos la habrían poblado primero y esas son las personas de agua. Luego la tierra, luego el aire, último el fuego. Entonces pensábamos cómo se verían los edificios, tratando de explotar todo lo que sería difícil para Ember, pero al mismo tiempo que fuera un mundo donde cada uno de esos elementos se mezclaba y trabajaba en conjunto. El aire soplando sobre la tierra, el agua alimentando la tierra para hacer crecer las cosas. Todo eso fue muy divertido.
-Entonces la visión que tenían sobre el personajes determina la forma del mundo.
-Los personajes son primero; si Ember fuera realista, si el fuego fuera real como una película de “live action” (acción en vivo, no animada), entonces la ciudad tendría que ser más realista. Si el fuego de Ember fuera como un dibujo en 2D, entonces la ciudad tendría que ser en 2D. Así que tuvimos que encontrar el balance de Ember, ¿qué tan real y qué tan dibujo es ella? Una vez que encontramos ese equilibrio, pudimos diseñar la ciudad.
-Uno de los temas de la película es la inmigración, que es tan antiguo como el mundo, pero a la vez uno de los principales conflictos del presente. ¿Por qué quisiste abordar esa cuestión?
-Es muy fácil para mí. Nací en Nueva York y mis padres nacieron en Corea del Sur, habían emigrado a los EEUU y, cuando era chico, me burlaba de eso. Era un hijo terrible, no lo entendía. Pensaba “¿cómo es que no son estadounidenses? Deberíamos ser más estadounidenses”, ¡eran tan coreanos! Estaba casi avergonzado. A medida que fui creciendo comencé a comprender lo difícil que era para ellos. Me contaron todas estas historias de cuando llegaron, que no hablaban el idioma, que no tenían dinero. No podían conseguir empleo, y mi padre trabajó muy duro para encontrar un negocio para llevar comida a nuestra familia. Por lo que habían hecho todos estos sacrificios, que no entendí hasta que fui mucho mayor y tuve mis propios hijos.
Ese era el corazón de la película, agradecer a nuestros padres por el sacrificio, y la inmigración era parte de esa carga que tuvieron que llevar. Quería mostrarle al público que esta gente hizo un viaje que fue difícil y que eso sería algo que Ember comenzaría a entender en su camino y, con suerte, la audiencia también.
-Otro de los temas importantes de la película es el de la identidad.
-Sí, una gran parte del viaje de Ember es la comprensión de su propia identidad. Cuando deja su país, ese es el mayor temor de su padre: que va a perder una parte de su identidad, que se diluirá.Y yo sentí eso al crecer. Recuerdo que mis padres marcaban una línea de dónde terminaba la suya y dónde comienza esta otra cultura. Le decía a mi madre “deberías hablar más inglés” y ella se negaba: “No, ese es mi límite”. Yo crecí como asiático en Estados Unidos, y a veces te ven como un extranjero aunque nací allí. Estás en este lugar intermedio. Para Ember en la película también es un viaje muy similar, tratando de comprender que es parte de un mundo, pero algo del otro comienza a atraerla y a ser parte de ella. No se trata solo de la tradición cultural de la que provengas; las conexiones que vas haciendo comienzan a formar tu identidad.
-Juega con la idea de que no hay solo un mundo, sino que hay muchos.
-Cuando crecía todo se trataba de la asimilación, de la integración a la cultura, pero luego descubrí que existe esta otra parte de la identidad que no podés perder y así empecé a verlo desde el multiculturalismo. Y realmente creo que el multiculturalismo agrega riqueza al mundo, en vez de solo una monocultura. La película definitivamente se apoya sobre esto. Me refiero a que la diversidad es tan importante en nuestras vidas, pero no es solo que Ember está tratando de entender y conectarse empáticamente con esa diversidad, su viaje es realmente comprender esa parte de sí misma, cuál es su cultura y cuál es su identidad y ella nunca podría conseguirlo sin esa compasión por entender las diferencias. / Pedro Fernández Mouján y Nicolás Biederman para Télam