Depeche Mode sigue vigente, aunque hoy está compuesta por apenas dos integrantes. Ellos acaban de sacar un disco (Memento Mori) que es una nueva genialidad en un largo collar de éxitos. Sin embargo, si se piensa en su larga trayectoria y se miran las cimas y las simas, hay un disco que refulge con particular brillo: un brillo oscuro, sí, pero tan seductor como el hálito sensual de una ninfa maldita.
Hace 30 años, Depeche Mode, la banda inglesa de techno pop que era una de las dueñas del éxito de la escena mundial, venía de un silencio discográfico de tres años, los que siguieron a la que era hasta el momento su obra maestra: Violator (1990), un disco también oscuro, que podría tomarse como el paradigma de su estilo, al concentrar canciones tecno a la vez pegadizas y apesadumbradas, capaces de ser hits o letanías para la escucha íntima. En ese disco, que incluía clásicos como Personal Jesus o Enjoy de Silence, también quedaba claro un camino que, de haber sido revisitado, seguramente no podrían haber surgido objeciones.
Sin embargo, en ese momento algo había pasado, una topadora de sonido que había estremecido las bateas. Y es que el panorama musical estaba dominado por el estallido del grunge y el apogeo de bandas como Nirvana y Pearl Jam. Quizás por eso, o porque los integrantes de Depeche Mode (en especial Martin Gore, su líder compositivo) gustaban de la exploración, la legendaria agrupación británica desafió su propia historia reciente y lanzó un álbum que se convertiría en una verdadera obra maestra: Songs of Faith and Devotion (Canciones de fe y devoción), del que se celebran ahora las tres décadas.
El álbum ofreció una contundente amalgama de sonidos electrónicos, elementos rockeros (ensalzados por la guitarra eléctrica punzante que Gore había incorporado ya en el álbum previo) y letras profundas que exploraban temas de fe, redención y deseo. Fue un verdadero viaje emocional que llevó a la banda a nuevos horizontes creativos.
El cuarteto británico, compuesto por Dave Gahan en la voz, Martin Gore en la guitarra y los teclados, Alan Wilder en los teclados y coros, y Andrew Fletcher en los teclados y el bajo, se aventuró de este modo en terrenos desconocidos, combinando su distintivo estilo electrónico con ese tufillo áspero del grunge y con algunas pizcas de rock industrial, veta que también estaba explorando U2: no por nada Flood, quien trabajó con los irlandeses, fue productor de Depeche Mode en esta placa.
Songs of Faith and Devotion abre con I Feel You, una poderosa declaración de intenciones. Con su guitarra pesada y su ritmo enérgico, la canción marca el tono para lo que vendrá a continuación. Le sigue Walking in My Shoes, una reflexión sobre la empatía y la redención. La voz desgarradora de Gahan se une a una melodía emotiva y a un coro de antología.
El disco continúa con Condemnation, una balada que destaca por la emotividad de la voz de Gahan y su letra conmovedora. Luego, llega Mercy in You, una canción que combina sutiles arreglos electrónicos con un toque de melancolía.
El álbum también presenta joyas como In Your Room, una mezcla perfecta de elementos electrónicos y guitarras distorsionadas, y Rush, una pista intensa y frenética.
La sensualidad y la intensidad alcanzan su punto máximo en Judas, una canción que combina letras provocativas con una atmósfera envolvente. Mientras tanto, One Caress es una balada conmovedora, donde (como en Judas) asume la voz principal Gore, entrelazando su registro suave con melodías etéreas.
El álbum continúa su travesía emocional con canciones como Higher Love, In Your Memory y Get Right with Me, cada una aportando su propio matiz y profundidad a la experiencia auditiva.
Songs of Faith and Devotion se convirtió en uno de los discos más exitosos de Depeche Mode hasta la fecha, vendiendo millones de copias en todo el mundo (fue número 1 en ocho países y el más vendido de ese año en toda Europa) y dejando una huella indeleble en la historia de la música.
Este álbum también marcó un punto de inflexión en la historia de Depeche Mode, ya que fue la última producción en la que participó Alan Wilder, quien dejó la banda poco después de su lanzamiento.
A lo largo de las décadas, Depeche Mode ha seguido sorprendiendo a los oyentes con álbumes elogiados como Ultra, Delta Machine o el muy reciente Memento Mori. Sin embargo, Songs of Faith and Devotion se destaca como una pieza única en su discografía, capturando la esencia de una banda en constante evolución y redefiniendo los límites de su sonido.