Al finalizar 2023, la Fundación del español urgente (Fundéu), promovida por la Real Academia Española y la agencia EFE, eligió como palabra del año el vocablo ‘polarización’: el motivo de esta elección se fundamentó en su elevada presencia en los medios de comunicación, como portadora de la idea de división en dos bloques, posiciones u opiniones enfrentadas.
Al llevar temas semánticos al aula, siempre hice hincapié en las relaciones de oposición y, precisamente, un tipo de ellas son las que se conocen como “de reciprocidad o inversión”, puesto que los términos opuestos se implican mutuamente, esto es, para que se dé uno tiene que darse el otro. Así, hoy vamos a tratar dos verbos que manifiestan tanto la polarización como esa relación de reciprocidad: ‘perder’ y ‘encontrar’.
Cuando consultamos el valor de ‘perder’, encontramos que, referido a una persona, se define como “dejar de tener o no hallar aquello que se poseía, ya por culpa o descuido del poseedor, ya por contingencia o desgracia”; su sinónimo es ‘extraviar’: “He perdido la factura de pago de ese servicio”.
Pero, también, ‘perder’ puede significar “desperdiciar, disipar o malgastar algo”: “Me enojé al ver cómo ella ha perdido el tiempo”. Siempre con sentido negativo, este término puede señalar que se ha ocasionado ruina o daño en la honra o en la hacienda: “No solamente perdió sus bienes sino también su buen nombre”. El diccionario académico añade que puede equivaler a “decaer del concepto o estima en que se estaba”: “Habiendo tomado esa resolución, la gente perdió la confianza que tenía en ese jefe”.
Este valor pesimista lo conserva el verbo cuando se quiere señalar que, en un juego, en un pleito, en una batalla, no se obtiene lo que se disputa: “Derrotado, después de haber perdido tres partidos consecutivos, se retiró del torneo”. En otras ocasiones, se usa ‘perder’ para señalar que alguien ha errado el camino que llevaba: “Por la tormenta, perdimos el rumbo y nos encontramos, de pronto en un paraje desconocido”.
Si se utiliza ‘perderse’, podemos ver, siempre en sentido negativo, que puede significar que alguien se ha descarriado y se ha dado a la vida disoluta: “Fueron años negros en que Pedro se perdió totalmente, entregado a distintos vicios”.
Cuando nos referimos a la ilación en un discurso, decimos que alguien ‘se pierde’ si se ha dispersado y no encuentra el tema: “Su confusión se demostró al demostrarse perdido, sin precisión en sus palabras”. El equilibrio emocional ‘se pierde’ cuando alguien es arrebatado por una pasión ciega por alguien o por algo; así lo advertimos en el uso del adverbio ‘perdidamente’, que es sinónimo de “excesivamente, con vehemencia, inconsideradamente”: “Perdidamente enamorado, tomó una serie de resoluciones equivocadas”.
¿Y qué se quiere indicar al usar la locución ‘saber perder’? Con ella, igual que con ‘tener buen perder’, se desea expresar que una persona se ha mostrado ecuánime en una situación adversa: “Ante lo ocurrido, no se desesperó, supo perder y retirarse a tiempo”. Valor igualmente positivo es el que se aplica al decir ‘no se perderá’, puesto que con ella se indica que alguien es inteligente y que no se ha de descuidar en lo que es de provecho y utilidad: “No hay que temer porque mi hijo no se perderá y sabrá utilizar las cosas positivas en esta difícil situación”.
Un modo indirecto de reprochar a alguien una presencia injustificada en una situación o lugar es decirle si ‘no se le ha perdido algo’ allí: “Cuando el adversario irrumpió sorpresivamente en el salón, el disertante le preguntó ante todos si no se le había perdido algo”.
La situación inversa a la de la pérdida es la que se señala con ‘encontrar’: su concepto esencial es que se da con alguien o algo que se busca; son sinónimos “hallar, descubrir, localizar”: “Encontré en esa bibliografía el valioso dato que andaba rastreando”.
Podemos también utilizar ‘encontrar’ si deseamos expresar que vemos o percibimos algo o a alguien de la manera que indicamos: “Te encuentro muy bien, con ganas de emprender cosas positivas”. Afín es la acepción que usa ‘encontrar’ para indicar que se juzga o considera algo o a alguien de la manera que se indica”: “Encontramos loable su arriesgado plan de acción”.
En el habla cotidiana, usamos este verbo para referirnos a las personas, si tropezamos con alguien, o si concurrimos a un mismo lugar, sinónimos de “topar” o de “coincidir”: “Lo encontró en pleno centro” y “Siempre se encuentran en la misa parroquial”.
Otras veces, ‘encuentro’ indica enfrentamiento, por ejemplo, de dos equipos o de facciones opuestas: “En esas elecciones, se encontraron dos tendencias políticas absolutamente contrarias”.
Para indicar la ubicación en un lugar o en cierto estado, también se utiliza ‘encontrarse’: “Para esa época del año, él siempre se encontraba en Madrid”. “Me dijeron que Elba se encuentra enferma”. Otras veces, indica que se ha hallado algo que resulta inesperado o que causa sorpresa: “Al volver, mis padres se encontraron con semejante desbarajuste”.
Un vocablo ligado al encuentro, pero destinado a expresar lo contrario es ‘desencuentro’, que puede señalar no solamente que el encuentro que se ha producido es fallido o decepcionante, sino también que existe desacuerdo o discordia, pues señala desacuerdo, desavenencia y conflicto: “Fue frustrante tremendo desencuentro entre hermanos”.
Encontramos en el Refranero multilingüe la paremia “Más vale perderse el hombre que, si es bueno, perder el nombre”: en este aparente juego de palabras y, a través de una comparación, se contraponen los vocablos ‘hombre’ y ‘nombre’, relacionados por el verbo ‘perder’; se alude a un extravío físico, no tan importante, contrapuesto a la pérdida de la reputación o buena fama, que es vital.
Cerramos con una locución: “No perder ripio”. Con ella, como un consejo, se quiere dar a entender que se debe estar muy atento a lo que se oye, sin dejar escapar palabra; también, que no hay que desperdiciar ni dejar escapar una ocasión: “Absorta, se deleitaba escuchándolo y no perdía ripio”.